"El símbolo como el lenguaje de los misterios", parafraseando a la filósofa María Zambrano, el Mediterráneo, Extremo Oriente y las raíces del poeta, La Bañeza en León, son algunos temas tratados en las conferencias y ensayos que Antonio Colinas ha reunido en Nuevos ensayos en libertad. Un libro que acaba de publicar en Ediciones de la Isla de Siltolá en una edición muy cuidada y de pequeño formato en el que Colinas -como es habitual en él- aúna vida y obra, dos ríos que van en paralelo y que confluyen tanto en su poesía como en sus reflexiones.

Así, las inquietudes que anidan en la obra del autor de Sepulcro en Tarquinia se manifiestan en estos pensamientos teóricos trenzados con la misma armonía con la que escribe sus versos una de las voces más hondas de la literatura en castellano. Colinas escribe sobre el olivo como símbolo perenne del Mediterráneo, de Pompeya y Herculano; sobre sus viajes profundos a China, fruto de los cuales es uno de sus libros, La simiente enterrada, un viaje exterior e interior por el pasado y el presente de esta civilización que tanto atrae al autor, pero también lo hace sobre la despoblación de su tierra, del paisaje, de la tierra como patrimonio. También queda apresada en este volumen otra de sus pasiones y labores a las que ha dedicado tanto tiempo, la traducción del italiano; no en vano es premio nacional a la traducción en Italia, y en este caso se dedica al poeta Leopardi y su relación con la cultura española.

Un tema que, como explica el propio autor, será un capítulo del nuevo libro que sobre el autor de I canti (Los cantos) está escribiendo actualmente -"porque Leopardi, de un modo u otro, siempre regresa a mi vida", añade Colinas- y en este caso profundizará en su aspecto más filosófico, basándose en los textos de su diario. También se pasean por estos ensayos Rilke, Juan Ramón Jiménez y otros literatos más próximos como Pablo García Baena. Además incluye un texto que leyó Colinas en la conferencia inaugural del congreso de escritores que se celebró en la Universidad de Salamanca, y donde el autor de Desiertos de la luz pone de relieve esa faceta de su obra.