letras El autor de 'El camino de los ingleses' protagonizó la noche del jueves una tertulia con sus lectores

Antonio Soler: "La literatura también tiene un deber estético"

  • El escritor presentó en la Feria del Libro de Marbella 'Málaga, paraíso perdido' y desgranó algunas de las claves de su oficio, una forma de "generar conciencias"

Antonio Soler no había escrito ningún libro de ensayo por encargo hasta que la dirección de la editorial Planeta le encomendó que hiciera uno. Hasta entonces sus incursiones en este género se habían limitado a sus trabajos como guionista para documentales o en las columnas periodísticas que le encargaban. Los miembros de Planeta se pasaron cinco años detrás de él tratándole de convencer. Al final, tanta insistencia dio sus frutos y de ella surgió Málaga, paraíso perdido, que el jueves el escritor presentó en la Feria del Libro de Marbella.

Desde la editorial le propusieron que relatara en la obra la Málaga industrial y esplendorosa del siglo XIX pero él se negó. Y en esta ocasión se salió con la suya. "Le di la vuelta a la historia y acabé explicando las razones por las que la pujanza económica de aquel tiempo no cuajó y cómo todo ese mundo se fue deteriorando hasta llegar a la Guerra Civil", explicó el escritor ante el grupo de lectores que acudió a verle el jueves durante su estancia en Marbella.

De Soler han escrito que maneja el tiempo narrativo como si fuera un relojero. Él asegura no saber "qué significa eso" en un escritor pero aprovecha la oportunidad para hablar de la importancia de dominar el ritmo narrativo: "Es algo que siempre me ha interesado mucho porque pretendo ser un escritor que no solo cuente historias sin más. Cuando empiezo a trabajar, no me basta con contar cosas para entretener. Creo que una novela es un artefacto muy complicado que sirve para plantearse muchas cuestiones. La literatura también tiene un deber estético. Y por eso la cuestión rítmica es algo fundamental en cualquier manifestación artística", expresó.

A lo que no guarda tanto respeto es a las nuevas reglas ortográficas. "Tampoco es algo que me preocupe demasiado porque son detalles que no tienen gran relevancia a la hora de escribir", explicó. También hay reglas que no cumple per se. "No me da la gana someterme a la Academia de la Lengua Española en algunas cuestiones", añade. Para no caer en la tentación de hacerlo, Soler ha eliminado de su ordenador el corrector automático. A los que no puede suprimir son a los correctores de la editorial, que, afortunadamente, solo le dan la vara con las "cuestiones menores" del lenguaje.

Deudor de Kafka, Homero, Faulkner, "de Joyce menos gustándome muchísimo Joyce", Soler no escribe desde ningún altar ni trata de pontificar sobre nada. Se conforma con "generar conciencia" desde su propio mundo" a través del cual va descubriendo parcelas veladas que revela a los demás. En su último trabajo, Málaga se convierte en su mundo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios