El Apocalipsis de Cormac McCarthy

Viggo Mortensen defiende en Venecia la adaptación de 'The road', novela y cinta en las que se recrea la lucha por la supervivencia de un padre y su hijo en un mundo devastado

Mortensen y Smith-McPhee, ayer, bromeando para la prensa.
Mortensen y Smith-McPhee, ayer, bromeando para la prensa.
A. G. De Francisco (Efe) / Venecia

04 de septiembre 2009 - 05:00

Viggo Mortensen sedujo ayer a los espectadores y críticos del Festival de Venecia con su interpretación en The road, una cinta en la que el director John Hillcoat adapta la novela de Cormac McCarthy, un retrato desolador de un mundo carente por completo de humanidad en el que un padre (Mortensen en la película) y su hijo (el australiano Kodi Smith-McPhee) huyen a la desesperada. Una vez llevada a la gran pantalla, en esta áspera historia apocalíptica destacan también la fotografía del español Javier Aguirresarobe, que realza el tono posapocalíptico de la obra, y la música de Nick Cave.

Relajados y cómplices, Mortensen y Smith-McPhee defendieron en una rueda de prensa los méritos del trabajo de Hillcoat, aplaudido ya en la sala. Si algo quedó claro es que el joven intérprete australiano, de 13 años, es tan maduro como el personaje al que da vida en el filme; algo que corroboró Mortensen, muy atento en todo momento para que su compañero de rodaje se sintiera cómodo ante los periodistas. Esa sintonía entre los dos fue la clave para el desarrollo de un proyecto "tan complejo y difícil de llevar a cabo", según admitieron ambos. Porque The road (La carretera), añadió el estadounidense, es una película "difícil de ver y difícil de contar", pero también, matizó, una "hermosa historia de amor".

Charlize Theron, Robert Duvall y Guy Pierce participan también en esta producción con "preciosa" fotografía de Aguirresarobe, como la calificó el también protagonista de Una historia de violencia, de David Cronenberg. Aunque son Mortensen y Smit-McPhee los protagonistas casi absolutos, tal como ocurría con la pareja retratada por McCarthy (de quien los hermanos Coen tomaron prestada otra novela, No es país para viejos, para llevarla al cine); padre e hijo que intentan salir adelante como pueden tras una catástrofe mundial a la que sobreviven poquísimas personas, una historia que le valió al escritor el Premio Pulitzer.

Otro nombre propio ayer en la ciudad de los canales fue el también estadounidense Todd Solondz, que ha retomado en Life During Wartime los mismos personajes que aparecían en Happiness (1998), el trabajo más conocido de este cineasta de Nueva Jersey con vocación de enfant terrible. La película, señaló, es una "casi secuela" de esta última, aunque a la vez es "totalmente diferente".

Cinco años después de presentar en Venecia Palíndromos, el autor regresa a la competición oficial del festival con esta dura y ácida mirada sobre aquellos personajes ya con más de una década de vida. Personajes que sin embargo han cambiado de raza o de edad en el proceso, pues Solondz quería sentirse "libre" y no "bloqueado por lo que ya existía". "Es para mí siempre un misterio lo que hago", explicó el director al respecto.

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