Aurelio Díaz viaja con sus pinturas de Macharaviaya a Rabat
El artista malagueño exhibe en el Instituto Cervantes de la ciudad marroquí la muestra 'Isla/Yazira' con una veintena de piezas de diferentes técnicas
Desde muy temprano, en compañía de dos operarios locales, el artista supervisa con minuciosidad el desembalaje y la colocación de la veintena de piezas de la muestra Isla/Yazira que, desde esta tarde, quedará expuesta en el Instituto Cervantes de Rabat. Quiere espacios diáfanos, le preocupa especialmente la iluminación.
Aurelio Díaz Buly (Huelva, 1952) ha llegado desde su residencia en Macharaviaya, en los montes malagueños, desde donde otea desde hace treinta años el mar Mediterráneo, a la capital marroquí para acompañar sus pinturas en su periplo magrebí, inéditas en nuestro país.
"De Marruecos me impresiona casi todo", apunta, con tono afable y la franqueza que da una sala en pleno ensayo, mientras apura un cigarrillo, "las medinas, los mercados, sus colores, su abundancia, donde impera lo barroco. Veo muchas imágenes de la España de los años 50". En el paseo por la sala, donde aún yacen las pinturas de Isla/Yazira apoyadas entre el suelo y la pared, Buly se detiene especialmente en algunas de ellas. Una lleva un título inequívocamente marroquí: Tánger.
Sobre un fondo añil medina, un paisano contempla el paso de las horas sentado en una mesa de bar. "Representa a esas personas que se pasan la mañana entera en torno a un té en cualquiera de los cafés de la ciudad". La villa del Estrecho fascina al pintor: "Tánger tiene un sabor colonial que la hace especial. Me impresiona la cantidad de gente que pasea por sus calles por la tarde y la noche. ¿No tienen casa; es que esta gente no se recoge?, me preguntaba". A Buly le gusta Casablanca y su decadencia art déco; Marrakech espera a la muestra en septiembre.
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