Baltasar Magro traslada a la novela 'La luz del Guernica'

El escritor y periodista narra en su último libro, que presentó ayer en Málaga, el proceso de creación del cuadro y concede voz propia a Picasso como personaje

Baltasar Magro, ayer, con un ejemplar de su novela, en la Librería Luces.
Baltasar Magro, ayer, con un ejemplar de su novela, en la Librería Luces.
Pablo Bujalance / Málaga

15 de mayo 2012 - 05:00

Pocas obras de arte despiertan, a estas alturas, las pasiones que suscita el cuadro que acabó para siempre con la idea de arte que cundía desde la Antigüedad hasta su ejecución en 1937: el Guernica es motivo de controversia política entre nacionalistas y centralistas, mientras la tecnología intenta descifrar su misterio inventando robots que radiografían el lienzo a base de millones de fotografías. Hasta Antonio Banderas encarnará a Picasso en una película dirigida por Carlos Saura que revivirá los 33 días que invirtió el creador malagueño en gestar la monumental pieza. Este proceso es el que recoge exactamente el escritor y periodista Baltasar Magro (Toledo, 1949) en su última novela, La luz del Guernica, que acaba de publicar Roca Editorial y que ayer presentó su autor en la Librería Luces de Málaga. Y sobre ese misterio, Magro resume: "El Guernica ejemplifica lo que quería decir Picasso cuando afirmaba que el arte tenía que superar la realidad. Cuando pintó el cuadro, en 1937, el fotoperiodismo ya había demostrado sus posibilidades a la hora de mostrar los horrores de las grandes guerras. Pero Picasso no podía hacer sólo una foto. Su cuadro retrata un episodio concreto, el bombardeo de Guernica, pero trasciende el mismo para abrazar una inspiración universal".

Magro llegó a La luz del Guernica después de un largo periodo de documentación, consciente de la necesidad de aportar toda la veracidad posible a la novela. Ésta distribuye su contenido en dos periodos de tiempo: la realización del cuadro durante las cuatro semanas de 1937 y el viaje que Picasso hizo a Florencia veinte años antes, en 1917. Se trata de un episodio que la mayoría de los biógrafos del malagueño pasan por alto, "pero es posible que hubiera alguna conexión entre aquel viaje, en el que Picasso se deja conquistar por la grandeza del Renacimiento, y el reto que asume cuando acepta pintar un cuadro de dimensiones enormes en un tiempo récord. No hay constancia de esta relación, pero me gusta imaginar que existió". En el marco de esa visita sitúa Magro un episodio abiertamente ficticio: un encuentro entre Picasso y el general Mola a bordo de un tren. Se trata de un apunte premonitorio "en el que los dos hombres encarnan dos ideas diferentes e irreconciliables de España, como un vaticinio del desastre que acontecerá después".

Cuando Magro describe al Picasso personaje ("Creo que es la primera novela en la que Picasso es el protagonista; ya iba siendo hora"), en cuya cabeza se introduce "con tanta osadía como respeto", se refiere al genio "como un seductor. Es cierto que tenía arranques de mal genio y que estaba tan entregado a su trabajo que casi nunca tenía tiempo para recibir a nadie, lo que le hizo ganar fama de huraño. Pero cuando se sentaba a discutir no conversaba, seducía". De ello da cuenta una amplia galería de secundarios como Jaime Sabartés, Paul Éluard, Jean Cocteau, Louis Aragon y, claro, todas las mujeres del artista, a las que Magro define como "esclavas sexuales que aceptaron esta condición por voluntad propia; y que conste que yo no tenía ningún empeño especial en presentarlas de esta manera".

La novela reúne además numerosas referencias a Málaga en boca de un artista nostálgico, que echaba de menos la luz de su ciudad natal. Preguntado por los motivos que condujeron a Picasso a pintar el suceso de Guernica y no el de la huida de Málaga por la carretera de Almería, Magro conviene en que, posiblemente, "Picasso se enteró de éste después. Lo que ocurrió en Málaga fue ocultado por la República, ya que evidenciaba su fracaso en la defensa de la ciudad. Pero Guernica sí le hacía una promoción mucho mejor". Que conste, de cualquier forma: la luz del Guernica es la luz de Málaga.

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