Cultura

Banderas y Estrella Morente arropan la puesta de largo del Thyssen

  • La inauguración del museo congregó ayer junto al Palacio Villalón a cientos de curiosos, dispuestos a ver desfilar a los 400 invitados al acto · El actor deseó que los malagueños "sigan creyendo" en su ciudad.

En vísperas de la inauguración del festival de cine, la ciudad vivió ayer un simulacro de la euforia desatada propia de este tipo de eventos. A las ocho de la tarde estaba anunciada la puesta de largo del Museo Carmen Thyssen pero, cuatro horas antes, las calle Salvago, Especerías y Compañía se iban llenando de curiosos agolpados tras las vallas de seguridad. No podían entrar al museo a ver ninguno de los 230  cuadros que pueblan el Palacio Villalón, pero tampoco parecía importarles. La espera merecería la pena si podrían admirar de cerca a Antonio Banderas, invitado de lujo entre los cerca de 400 convocados.

Con los cámaras y redactores arrinconados en una esquina de la calle, la cita parecía más bien pensada para que celebridades -políticos incluidos- se diesen un baño de multitudes. No hubo alfombra roja pero como si la hubiese. Por el paseíllo acotado fueron desfilando concejales municipales, representantes de la Junta, y del sector empresarial, cultural y social malagueño. El músico Javier Ojeda fue uno de los primeros en llegar, seguido a mucha distancia temporal por otro rostro reconocible, Francisco José Domínguez Banderas, alias Chico, hermano del afamado actor, acompañado por el hermano mayor de Fusionadas, la cofradía de la que ambos son devotos.

A las 19:40 los gritos de "¡Antonio, Antonio!" anunciaron la entrada triunfal del protagonista de la concurrida velada. Banderas, acostumbrado a este tipo de manifestaciones de cariño, se dejó agasajar, con la paciencia infinita que le caracteriza, entre señora y señora. Saludó a los que pudo, atendió a las cámaras y micrófonos que encontró a su paso, y se detuvo para alabar la "importancia" en la ciudad de un museo de estas características, que "viene a completar" la oferta museística ya iniciada con "el Picasso, el CAC y el Museo de Málaga", recordó.

El cineasta esperó y deseó que "sobre todo los malagueños" vean el nuevo Thyssen como "algo importante", de forma que "sigan creyendo en esta ciudad" como referente para "España y Europa", concluyó. Los ecos de "¡malagueño y exquisito!" seguían resonando a sus espaldas hasta que fueron sustituidos por consignas lanzadas desde una de los flancos en contra del acto. Un grupo de manifestantes con pancartas en forma de billetes de dólares y la imagen de Carmen Cervera estampada gritaban al unísono lemas como "¡30 millones para la baronesa!" o "¡baronesa, el paro no te pesa!". La protesta llevaba la firma de Otra Málaga, una ciudad digna para todos, que además convocaba a una manifestación el 9 de abril en la Plaza de la Marina.

A los pocos minutos entraba Paulino Plata, consejero de Cultura de la Junta, y el alcalde, tan vitoreado como el director de El camino de los ingleses. Del mismo modo, De la Torre desfiló, saludó a diestro y siniestro y hasta se acercó al grupo de manifestantes, dispuesto a escuchar sus quejas.

La expectación iba creciendo conforme pasaban los minutos y la popularidad aumentaba en los rostros de los convocados hasta llegar a los de Javier Conde y su mujer, Estrella Morente. Elegante y de negro riguroso, la cantante dejó ejercer de portavoz al torero que se acercó a los micrófonos para recordar que la "ciudad de buena gente, luz y sol es compatible con la cultura", aseguró el diestro.

La baronesa se hizo esperar y, con el ambiente lo suficientemente caldeado -a favor y en contra de la convocatoria-  a las 20:20 hizo su aparición vestida de gala con un chal multicolor y pedrería a repartir entre pendientes y sandalias de tacones de vértigo. Más sonrisas que repartir a las cámaras, a la ciudadanía y un agradecimiento infinito a la ciudad que exhibirá, como mínimo durante 15 años, su colección de arte costumbrista del siglo XIX. Al final del trayecto, a Carmen Cervera le esperaban sus invitados, con los que recorrería, ya a puerta cerrrada, la colección permanente, junto a la directora de la pinacoteca, María López. Se echó en falta la comparecencia de la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, y del presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, anunciada en algunos medios y rumoreada en otros.

Sí acudieron a la cita con el arte y las multitudes otros nombres, cercanos al alcalde y habituales en los medios como los concejales Carolina España, Elías Bendodo o Mario Cortes, además de representantes de la Junta como el consejero de Cultura, Paulino Plata, amigo personal de Banderas con el que charló largo y tendido a las puertas del museo. Fue entonces cuando otra nube, esta vez de políticos, se empezó a agolpar alrededor del actor. Todos querían salir en la foto con el verdadero protagonista del evento. María Gámez, candidata socialista a la alcaldía  también posó y sonrió junto a Banderas. La ocasión lo merecía y las elecciones están cerca, para todos.

Al otro lado del foco mediático, en los más de 5.000 metros cuadrados reservados a las exposiciones, los grandes maestros españoles y andaluces de la pintura del siglo XIX como Sorolla, Fortuny,  Muñoz Degrain, Romero de Torres y Zuloaga cuelgan ya de las paredes del museo gracias a una inversión municipal de 30 millones de euros.

A partir de hoy viernes y hasta el domingo, el Thyssen se extiende -ahora sí- a malagueños y foráneos con tres jornadas de puertas abiertas, en horario de 10:00 a 20:00. A partir del martes (el lunes, como la mayoría de las pinacotecas, cierra) la entrada general pasará a costar seis euros, 3,5 euros la tarifa reducida y nueve si se quiere recorrer la colección permanente y las temporales, que empezarán a funcionar a mediados de abril próximo.

Será a partir de entonces cuando se mida el poder real de convocatoria de un proyecto que prevé atraer una media anual de entre 200.000 y 250.000 visitantes al año. El pasado jueves, el propio alcalde aseguró a los medios de comunicación que el nuevo Thyssen pretende erigirse en núcleo del crecimiento cultural y turístico de la ciudad a medio plazo, con el acento puesto en cruceristas y congresistas. Basta con que la expectación que genere sea la cuarta parte de la experimentada ayer para que las previsiones lleguen a buen término. 

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