Cultura

Bourgeois-Picasso: fuego bicéfalo

  • La conservadora emérita del Louvre Marie-Laure Bernadac participó ayer en el seminario que el Museo Picasso dedica a Louise Bourgeois

La instalación de una exposición como He estado en el infierno y he vuelto, la retrospectiva dedicada a Louise Bourgeois (París, 1911 - Nueva York, 2010) que el Museo Picasso inauguró el miércoles, despierta lógicas inquietudes respecto a los posibles correlatos entre la artista francoamericana y el creador malagueño. Pero la tentación responde a la evidencia de que sí es posible advertir coincidencias, trazados comunes, confluencias significativas, tanto en las biografías de los artistas como en sus obras, por más que nunca se conocieran y por más que entre ellos se extienda toda una generación. De todo esto habló ayer en el seminario que el Picasso dedica a Bourgeois alguien que tiene mucho que decir al respecto: Marie-Laure Bernadac es conservadora emérita del Museo del Louvre de París y entre 1980 y 1992 ejerció el mismo oficio en el Museo Picasso de la capital gala. Su experiencia y su formación la convierten, por derecho, en una experta sobre la cuestión de incomparable autoridad. Y antes del seminario, la propia Bernadac glosó el quid fundamental a la prensa.

Bernadac, que se refiere a Picasso y Bourgeois como "el abuelo y la abuela", comenzó apuntando algunas conexiones meridianas: "Ambos compartían elementos biográficos comunes desde la infancia, cuando se dieron episodios que influyeron decisivamente en toda su vida. En lo artístico, los dos expresaron un especial interés por temas como el erotismo, el sexo y la muerte, que concretaron en su gusto por los elementos fetichistas. Este aspecto tiene mucho que ver con el gusto que ambos cultivaron por el arte animista africano, aunque en Picasso esta inclinación se hacía más culta dada su obsesión por lo mágico que este arte primitivo desprendía". En cuanto a las distinciones, la obvia reside en la feminidad de Bourgeois y la masculinidad de Picasso, dos órdenes que se dan aquí según criterios generales: "El arte femenino, que no feminista, expresa con más precisión los aspectos relacionados con la intimidad y el interior del cuerpo. En Bourgeois, esta tendencia se concreta en una atención especial a la procreación y la maternidad, entendidas como fuerzas de vida. También se da en Bourgeois una visión de la sexualidad asumida como libertad, así como ciertos detalles domésticos, como su querencia por la costura".

En cuanto al reconocimiento, la influencia en artistas más jóvenes y su adopción como referentes, se dan en Picasso y en Bourgeois elementos tanto dispares como convergentes: Picasso fue considerado un genio ya en su infancia, mientras que el medio artístico apenas prestó atención a Bourgeois hasta poco antes de que cumpliera los 70 años. Y Bernadac aporta sus impresiones al respecto: "Es cierto que Picasso fue considerado un artista genial ya cuando era niño, en parte porque contó con el apoyo de su padre. Bourgeois no contó con el respaldo familiar, y de hecho no se consagró definitivamente al arte hasta después de la Segunda Guerra Mundial; hasta entonces había estudiado matemáticas y se había dedicado a ejercer de esposa. Fue a raíz de los movimientos feministas de los años 70 cuando se le empezó a considerar, un proceso que culminó con la retrospectiva del MoMA en 1983". Sin embargo, el reconocimiento generó en ellos reacciones similares: "Picasso no cambió su estilo de vida a cuenta de la fama. Siguió viviendo igual que siempre, aunque pasase a hacerlo en aquellas grandes mansiones con sus imponentes estudios. Con respecto al dinero, fue siempre muy generoso: iba regalándolo por todas partes. Nunca trabajó por dinero, sino por la necesidad de crear. En cuanto a Bourgeois, es lógico pensar que el reconocimiento a una edad tardía le llegara a satisfacer; pero tampoco cambió su estilo de vida, siguió residiendo en su apartamento de Chelsea y no viajó mucho más".

La noción de exilio también establece una causa común: Bourgeois iguala a Duchamp como ejemplos de los artistas franceses que trabajaron con éxito en EEUU, "y que incluso se beneficiaron del puritanismo de la sociedad norteamericana". Como dato curioso, Bernadac señala que el Centro Pompidou de París rechazó exponer la retrospectiva que el MoMA había dedicado a Bourgeois en el 83, lo que demuestra que "si se hubiera quedado en Francia, su historia como artista habría sido muy distinta". El mismo MoMA dedicó otra exposición en 1980 (justo antes del regreso del Guernica a España) a Picasso, quien había sido considerado un héroe por no pocos artistas estadounidenses, por más que el malagueño no pisara nunca suelo americano. "Pero la obra Picasso llegó al MoMA en la cima de su reconocimiento", añade Bernadac. Así actúan las musas cuando juegan a dos bandas.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios