Cultura

Cela y Picasso, dos gallos en un mismo corral que se llevaron bien

  • La sala de exposiciones temporales de la Fundación Picasso acoge hasta 31 de mayo 'Trozo de piel. Cela-Picasso, pasiones compartidas. Colección Gabarrón'

Exposición 'Trozo de piel. Cela-Picasso, pasiones compartidas. Colección Gabarrón'.

Exposición 'Trozo de piel. Cela-Picasso, pasiones compartidas. Colección Gabarrón'. / Javier Albiñana

Cela y Picasso eran "como dos gallos en un mismo corral, que se suelen manejar de manera difícil", pero en este caso, "de forma sorprendente e incluso casi difícil de explicar", la relación entre ambos "funcionó muy bien", según el hijo del escritor, Camilo José Cela Conde.

"Quizás la razón por la que se llevaron tan bien fue que eran dos personajes de enorme proyección y talento creativo, pero en dos parcelas diferentes", ha afirmado este jueves a Efe Cela Conde en la presentación de la exposición en la que la Fundación Picasso explora la relación entre ambos creadores.

Añade que su padre "jamás hablaba en su vida familiar de nada que tuviera que ver con cuestiones literarias", pero "otra cosa diferente es lo que supuso para él conocer a Picasso y a Jacqueline y lo que vino después tras ocho viajes a Francia" para visitar al pintor.

Como ha explicado el comisario de la exposición, Javier Pérez Segura, Cela llegó a Palma de Mallorca en 1954 y se convirtió en una "encrucijada o red de redes" que se plasmó en su revista Papeles de Son Armadans, un "increíble espectáculo de distintas ideologías y tipos de arte".

Exposición 'Trozo de piel. Cela-Picasso, pasiones compartidas. Colección Gabarrón'. Exposición 'Trozo de piel. Cela-Picasso, pasiones compartidas. Colección Gabarrón'.

Exposición 'Trozo de piel. Cela-Picasso, pasiones compartidas. Colección Gabarrón'. / Javier Albiñana

Allí se acercó "por atracción directa" a Joan Miró, al que le hizo "una entrevista muy divertida", y seguramente este artista fue quien le recomendó que conociera a Picasso.

El escritor se presentó en 1958 en Cannes sin permiso previo y allí tuvo que pasar por el preceptivo trámite de espera para ver a Picasso, "un hombre muy ocupado que a veces pasaba toda una mañana firmando quinientos grabados", ha apuntado el comisario.

"En la casa de Picasso siempre había decenas de personas intentando verlo. Existía un sistema de citas por el que se escribía en un papel quién era cada cual y para qué quería verlo, y al cabo de unas horas se le contestaba".

Con la distancia del tiempo, a Pérez Segura le parece "lo más natural" que ambos fueran amigos, al compartir "un sentimiento muy peculiar de lo español, ser cosmopolitas, gustarles ciertas cosas a los dos y saberse reconocer mutuamente el genio creador", por lo que era "casi un destino inevitable".

Sobre las supuestas diferencias ideológicas entre ambos, el comisario lamenta que de Cela "se repita a menudo solo una parte de su posicionamiento político, la de los primeros años 40, cuando actuó como censor", y se conozca menos a partir de los 50, como alguien que sufrió la censura del franquismo.

"No era la típica visita de alguien desconocido que quiere hacerse famoso gracias a Picasso"

Resalta además que, cuando empieza la relación en 1958, Cela "ya era un dios de la literatura, y ésta no era la típica visita de alguien desconocido que quiere hacerse famoso gracias a Picasso".

Sin embargo, la "humildad" de Cela frente a Picasso fue "sorprendente", y el escritor confesaba que le había llamado la atención la "humanidad" del pintor.

La colaboración entre ambos se plasmó en cuatro proyectos entre 1960 y 1962, el primero de ellos un monográfico de Papeles de Son Armadans que un "testarudo" Cela estaba empeñado en publicar, incluso si no hubiera sido recibido por el artista.

Ese monográfico le "encantó" a Picasso y Jacqueline y dio paso a las siguientes colaboraciones, "un maridaje entre literatura e imagen, entre palabra y forma, en algunas de las cuales Cela hacía de Cela y Picasso, de Picasso, y en otras, al revés".

"En algunas, Picasso se desborda con ese tipo de poesía sin ninguna sintaxis dramática, que es casi una creación espontánea de comunicación con otro lugar que no es el de la literatura normativa", ha señalado el comisario.

La exposición, con fondos de la Fundación Gabarrón, recoge 101 piezas, entre las que se encuentran 41 documentos que testimonian la amistad entre ambos, además del monográfico de Papeles de Son Armadans, las ediciones del libro de poemas de Picasso Trozo de piel (1960), del ejemplar Picasso. Dibujos y escritos (1961) y del libro de Cela Gavilla de fábulas sin amor, con ilustraciones del malagueño. 

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