Cine dadá y surrealista: la mirada rota en el Pompidou
El centro reúne en su nueva exposición temporal catorce películas de los años 20
El Centro Pompidou Málaga se dispone a inaugurar mañana lunes su nueva exposición temporal, un proyecto del que ya dio cuenta el ex presidente del Centro Pompidou de París, Alain Seban, cuando el espacio museístico del Cubo del Puerto echó a andar hace un año: Cine Dadá, cine surrealista podrá verse hasta el 19 de junio y reúne a modo de retrospectiva catorce películas representativas de la ruptura audiovisual que en los años 20 del siglo pasado abanderaron en Europa creadores como Hans Richter, Man Ray, René Clair, Francis Picabia, Germaine Dulac y Luis Buñuel, entre otros. La exhibición viene así a recordar cierta evidencia que en Málaga, tan entregada al criterio pictórico en sus discursos museísticos internos, ha pasado a menudo desapercibida: la irrupción del cine como medio artístico resultó proverbial para la formulación de las vanguardias, especialmente, de hecho, en su acepción más destructiva. Todavía hoy, en plena dictadura de la imagen fugaz, resulta abrumadora la resolución con la que estos genios emplearon la misma mecánima del cine para romper la mirada que el propio invento había engendrado muy pocos años antes. Así que lo que el Pompidou brinda ahora en Málaga es una feroz aproximación a las vanguardias desde su genética más fiel, la más cargada de intenciones. El órdago promete ser tan instructivo como conmovedor.
La remesa de títulos, en consecuencia, reviste escasas dudas y basta para ganar la adhesión primera sin reservas: la posibilidad de ver de una tacada Un perro andaluz (1929) y La edad de oro (1930) de Buñuel, Anémic cinéma (1925) de Marcel Duchamp, Diagonal Symphony (1921) de Viking Eggeling, Rhythmus 21 (1921-1924), Filmstudie (1926) y Vormittagsspuk (1927-1928) de Hans Richter, Le retour á la raison (1923), Emak Bakia (1926), L'Etoile de mer (1928) y Les Mystères du château du Dé (1929) de Man Ray, Entr'acte (1924) de René Clair, Le ballet mécanique (1923-1924) de Fernand Léger y Dudley Murphy y Le coquille et le clerygman (1927) de Germaine Dulac, en versiones restauradas, constituye un menú apetecible desde prácticamente cualquier ángulo. Tal y como reza el catálogo de la exposición, comisariada por Philippe-Alain Michaund, la misma refleja "dos momentos de cambio cruciales en el lenguaje audiovisual. Entre 1921 y 1924, los artistas visuales y fotógrafos del movimiento Dadá utilizaron las películas como armas revolucionarias. No hay nada en común entre las abstracciones gráficas de Viking Eggeling y Hans Richter y los experimentos fotográficos de Man Ray, o entre el anarquismo absurdo y provocador de René Clair y Francis Picabia y el collage rítmico de Fernand Léger y Dudley Murphy. Luego, en la segunda mitad de los años 20, el período surrealista se vio impulsado por la cuestión de los sueños y del inconsciente, sobre todo con las películas de Germaine Dulac y Luis Buñuel que darán la vuelta al tema y a la narrativa, bajo una forma transfigurada". De esta manera, en el universo cinematográfico dadaísta "la subversión iconográfica se funde con la abstracción, y la geometría de las formas con el erotismo de los cuerpos, en una indiferencia general hacia el sentido, salvo la constitución de su deconstrucción"; mientras que en la segunda mitad de los años 20, "el cine surrealista, conducido por las cuestiones del inconsciente y del sueño, especialmente presentes en las películas de Germaine Dulac y Luis Buñuel, volverá a orientarse hacia el tema, entendido también como la trama del relato".
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