Comedia para una niña bonita
La compañía malagueña Pata Teatro celebra sus 15 años de oficio con ocho funciones de uno de sus montajes emblemáticos, 'El avaro', en el Echegaray
En semejante racha de extinciones y reconversiones, que una compañía de teatro malagueña celebre quince años de oficio constituye una ocasión para, cuanto menos, la reflexión. Fue en 1998 cuando Pata Teatro estrenó su primera obra, ¡El tiempo vuela!, una aventura de ciencia-ficción dirigida al público familiar; desde entonces, la trayectoria de la agrupación resulta ilustrativa para brindar un análisis de lo que han dado de sí estos tres lustros, también, para el teatro malagueño y, por extensión, para la vida cultural de la ciudad. Por ahora, Pata Teatro se vestirá de cumpleaños con un brindis muy especial para el público: nada menos que ocho funciones de uno de sus montajes emblemáticos, El avaro de Molière (en una deliciosa adaptación también pensada para la audiencia familiar y estrenada en 2004), del 26 de diciembre al 4 de enero en el Teatro Echegaray. Tan navideña ocasión se produce con reparto renovado (Miguel Guardiola, Noelia Galdeano, Patricia Espejo e Israel Trujillo) y con la dirección de los dos vértices esenciales de la agrupación: Macarena Pérez Bravo y Josemi Rodríguez, que recuperan así a Harpagón en clave dickensiana.
La misma Pérez Bravo señala, a modo de balance personal, que los últimos cinco años han sido "especialmente duros en cuanto hemos asistido al desmantelamiento de infraestructuras e inversiones culturales", si bien apunta que los comienzos "no fueron mucho más fáciles, ya que había mucha competencia, con muchas compañías muy buenas en Málaga y en el resto de España, y resultaba muy difícil darse a conocer". Sin embargo, el resumen del balance es positivo: "Hemos aprendido, ante todo, a buscar nuevas fórmulas para superar las adversidades y ofrecer proyectos que resultaran atractivos. Ha sido un camino largo y difícil, pero también muy satisfactorio". Lo cierto es que este mismo 2013 va a saldarse para Pata Teatro con un nivel de trabajo más que aceptable para cualquier compañía, y eso si sólo atendemos a la agenda malagueña: tras rematar otro hit veraniego con No hay burlas con el amor de Calderón en el Instituto Gaona (una experiencia que supuso la continuación de la desarrollada durante el estío de 2012 en la iglesia de San Julián con El perro del hortelano de Lope), la formación enganchó la siguiente temporada con Una casa en las afueras en La Caja Blanca, Cyrano en el Teatro Cánovas y ahora con El avaro en el Echegaray. Además, su último estreno, El árbol de mi vida, también dirigido al público familiar (aunque bien distinto en las formas), ha disfrutado de una aceptación notable.
Este éxito, consignado en clave de resistencia en época de vacas flacas, obedece a varios factores. Ante todo, la compañía defiende un proceder independiente ("No trabajamos con subvenciones: sólo hemos recibido ayudas a la producción para dos de nuestros catorce montajes, y en ambos casos las cantidades fueron irrisorias", explica Pérez Bravo) que ha terminado siendo muy ventajoso cuando los grifos públicos han acabado esquilmados. Pero la honrosa supervivencia también responde a que Pata Teatro incluye en su repertorio obras dirigidas al público infantil y juvenil, para adultos y clásicos. Pérez Bravo recuerda que al principio "muchos nos recomendaban que nos especializáramos, pero es que somos muy inquietos. Siempre hacemos comedia, aunque la abordamos desde planteamientos muy distintos". La directora y actriz señala El destino de Simón, la obra con la que Pata Teatro celebró su décimo aniversario en 2008, y que dirigió Julio Fraga, como el trabajo más representativo de este menester. La manera de Pérez Bravo y los suyos de abordar distintos palos se ha traducido, también, en un interés creciente por parte de públicos igual de diversos; aunque tal vez la jugada maestra en este sentido vino de la mano de la programación de clásicos en lugares señeros del centro histórico y en pleno verano.
Pérez Bravo vuelve a explicarlo: "Sabíamos que existía esa demanda y que no se hacía nada. Así que decidimos dar el paso. Primero contamos con el Teatro Cánovas para hacer El perro del hortelano en San Julián en 2012. Al año siguiente perdimos ese apoyo pero teníamos claro que había que seguir, así que logramos hacer No hay burlas con el amor este 2013 en Gaona. Y en ambos casos el público ha respondido muy bien". Y añade: "Casi siempre los programadores se quejan de que en Málaga no hay público, y seguramente tienen razón. Pero creo que aquí sí hay un público posible y fiel, aunque tal vez sea muy selectivo. Hay que buscarlo". A por él, pues.
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