Cultura

"Contemporáneo soy yo también porque vivo y bailo en esta época"

  • Discípulo aventajado de Antonio Canales, vuela ahora libre con su compañía demostrando que el flamenco comparte familia con el jazz y el son · Ha visitado Málaga como profesor invitado en la escuela de La Lupi

Lo suyo no es la evidencia. Juan de Juan (Morón de la Frontera, 1979) prefiere que sus pies y manos sugieran, se escuchen y cuenten el relato de un largo proceso. El baile de este discípulo aventajado de Antonio Canales responde a un trabajo de investigación en busca de la extensa familia del flamenco. Sus últimos parientes los ha encontrado en el jazz y el son. Con ellos ha montado Orígenes, donde comparte escenario con el trompetista Jerry González, el bajista Alain Pérez y Antonio Serrano a la armónica, entre otros. En su travesía por los ritmos disfruta con ese "ir y venir de un mundo a otro", confiesa.

-Acaba de terminar un cursillo intensivo de baile en Málaga en la Academia de La Lupi, ¿Qué tal la experiencia?

-Muy mágica. Estoy empezando a sentir la necesidad de enseñar mis vivencias y el amor que yo siento por el flamenco. La Lupi es una de las mejores flamencas que hay en Málaga. Vino a verme a Nerja, y preparamos estos cursos. Los alumnos han estado muy receptivos, con muchas ganas de aprender, y eso es lo que le hace falta al flamenco, afición. Ha sido como estar en familia, porque cuando todos comparten un amor tan grande hacia una arte tan profundo como éste, eso une.

-Afirma La Lupi que usted no es un simple 'transportador de pasos' sino que transmite muchas emociones...

-Me gusta explicar el por qué de cada paso, no tanto el paso en sí, sino lo que lleva a hacerlo, qué es lo más difícil. Hay que tener amor por el baile, pero también por el cante y el toque porque va todo unido. Eso hace que se produzca algo muy de verdad. Hay que escuchar la música, escucharte a ti mismo, hacer un paso distinto cada vez. A mí me gusta hablar de la espontaneidad, pero con hechos. Yo creo que la espontaneidad es la acumulación de experiencia en un momento. En las tablas y en la vida, porque una cosa te lleva a la otra.

-¿Le pesa que le recuerden tanto la influencia de Antonio Canales?

-No. Es una verdad, él es un maestro y un gran artista, pero también he tenido otros grandes maestros, únicos, como Ramón Barrul o Juana Amaya. Yo empecé con seis años, en Morón de la Frontera, cuando el flamenco allí era muy natural y estábamos todos más unidos. Provengo de familia de músicos, el baile fue una cosa mía. Después, el hecho de haber podido estudiar en Conservatorio de Danza de Sevilla me ha dado una base y una técnica que me ha servido para avanzar.

-Porque la pureza no está reñida con la técnica...

-Al contrario. Tú coges una piedra bruta, un diamante, y está puro pero seguro que no se ve bien, porque está rodeado de muchas cosas que lo enturbian. Y la técnica lo que haces es convertir ese diamante en una sortija preciosa.

-El año pasado estrenó el espectáculo Orígenes para el que se rodeó de grandes músicos del jazz, ¿cómo lo gestó?

-A Jerry González, Antonio Serrano, Alain Pérez, El Piraña y Antonio Serrano los conocía de los festivales de jazz a los que he ido. Luego por mi cuenta estuve indagando en la música negra, en sus sonidos, en esa profundidad que tiene mucho que ver con el flamenco, van paralelos. En una nota te parten el alma. Y me dije ¿por qué no hacemos algo juntos?

-Conseguir ese mestizaje de ritmos en el baile no ha tenido que ser fácil...

-Es complicado, tienes que meterte en otros mundos, en otros tiempos, en otros matices. Yo llevo palos flamencos a los que les meto estribillos compuestos entre mi mujer y yo. Mezclamos por ejemplo, una seguiriya tradicional con letras modernas y con esos sonidos. Es un ir y venir, un viaje de un mundo a otro. Quiero presentarlo en Madrid y traerlo a Málaga.

-Prepara otro montaje en que el también viaja a América...

-Estoy preparando Del rey de Harlem a los negritos sin drama. El poeta y los sones negros. Musicalmente es parecido al anterior pero aquí meto el montaje en un contexto histórico donde tiene sentido lo cubano, lo americano y lo flamenco. Pero no voy a contar mucho porque quiero que sea una sorpresa.

-Ha pisado los mayores teatros y festivales del mundo, ha acompañado a Manuela Carrasco, Tomatito, ha bailado en Mérida un Prometeo y ha participado en un proyecto de la Fundación Mandela, ¿se siente afortunado?

-La verdad es que he tenido suerte pero también me lo he trabajado. Lo de Mandela hace dos años fue un proyecto muy bonito para recaudar fondos por los niños de Suráfrica. Yo bailaba por las ciudades Patrimonio de la Humanidad por donde iba pasando Bobby Fourie (presidente de la Fundación)

-¿Le afectan las críticas a sus inclusiones contemporáneas?

-Yo soy contemporáneo porque vivo y bailo en esta época. Lo que digan los críticos me da igual, prefiero escuchar lo que me dicen los aficionados. En este país se hacen las críticas sin estudiar antes al artista. Si el flamenco fuera de los americanos sería muy diferente.

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