Las 'Conversaciones ajenas' de Manuel Jiménez se oyen en el Festival Alcances

Ese era el reto y se ha conseguido. La productora Yolaperdono, con el cineasta malagueño Manuel Jiménez a la cabeza, inaugura mañana su participación en el Festival de Cine Documental Alcances 2017. Y lo hace con su cinta Conversaciones ajenas, una película de 17 minutos en los que se han condensado los momentos más significativos de 30 horas de grabación de charlas entre personas anónimas sentadas en la cafetería El último mono, en la calle Santa María. Se proyecta martes y miércoles (a las 19:30) dentro de la sección oficial de cortometrajes, en la que competirá con otras 17 producciones seleccionadas por el certamen gaditano.

"¿Qué ocurriría si colocásemos micrófonos en la mesa de una cafetería del centro de una ciudad? ¿Y operadores de cámaras ocultos rodeándola? ¿Y si lo hiciésemos durante varios meses?", se pregunta el realizador. "¿Obtendríamos un reflejo de su sociedad? ¿De las inquietudes que las asaltan, que nos asaltan? ¿Para qué quedamos con alguien para tomar un café? ¿Para compartir nuestras vidas? ¿O los fragmentos de ellas que nos interesa contar?", agrega. Como un voyeur empeñado en pegar la oreja a palabras que no le pertenecen inició Jiménez esta experiencia piloto en 2014. Aún sin financiación, todos los martes durante cuatro semanas acudieron a rodar las conversaciones de aquellos que querían participar. Como resultado quedaron inmortalizadas conversaciones simples y complejas, profundas y también livianas, con risas o con la gravedad de quien se sumerge en temas espinosos. Igualmente hubo hilos en los que el interlocutor estaba al otro lado del teléfono.

"Decía Stendhal que la novela es un espejo que ponemos en el camino. Conversaciones ajenas es el espejo que ponemos frente a la sociedad andaluza, frente al espectador", explica Manuel Jiménez en la sinopsis que Alcances.org publica de su película. "Un espejo en el que el espectador pueda mirarse sin tener que esperar la devolución de su mirada. ¿O quizás sí? O simplemente un ejercicio de voyeurismo, del placer de ser espectador de otras vidas", agrega.

Para situar el micrófono y la cámara buscaron un lugar cosmopolita, abierto y transitado y la empresa se implicó desde el primer momento. En uno de los espacios de la cafetería colocaron pértigas y dos cámaras que giraban alrededor de los grupos que decidían formar parte del documental. "Al principio todo estaba más controlado, medían lo que decían porque se estaba grabando, pero después de 10 ó 15 minutos se olvidaban de los micros, se soltaban y empezaban a hablar con mucha naturalidad", explicaba a este periódico Manuel Jiménez el pasado mes de febrero. "La verdad es que empezamos para ver si funcionaba la idea y lo hizo", reconoció Jiménez.

Parejas, grupos, turistas, jóvenes, mayores, una gran variedad de perfiles y de conversaciones quedaron recogidas en el proyecto, que pudo ser terminado este año tras recibir la ayuda de la Junta de Andalucía. "Tenemos desde unas mujeres de unos 50 años poniendo en duda su papel como madres y el de sus hijas con sus nietas hasta un grupo de chavales hablando de la renta básica, pasando por una señora mayor que negocia con un matrimonio de Shangai clases de chino a cambio de nociones de cocina local", comentaba el cineasta que reía cuando recordaba que el joven chino quería aprender a hacer "lentejas con chorizo, gazpachuelo y gambas al pil-pil".

De redes sociales, de series de ficción, de primeros trabajos, de becas, de televisión, de Semana Santa y de feria, de problemas personales y cuestiones colectivas. De mucho se charló durante las tardes de los martes delante del micrófono de Yolaperdono. Y ahora, estas pinceladas malagueñas forman parte del crisol de cortometrajes andaluces que se verán en Alcances. Con guión del propio director, Manuel Jiménez, la fotografía es de Jaime Domech, el montaje de David Navas y el sonido de Diego Lara y Juan Carlos del Castillo.

Jiménez no es nuevo en Alcances. En 2009 su cortometraje Hombres de sal se alzó con el premio RTVA a la Creación Audiovisual Andaluza al mejor documental andaluz. Y en 2012 se llevó el premio Caracola al Mejor Cortometraje Documental por La aldea perdida. El lado oscuro, remontaje del que realizó en 2006. En esa ocasión otro malagueño fue premiado, David Muñoz. En ésta, Muñoz también compite en la sección oficial de cortometrajes con El mundanal ruido. Con su cámara y un auténtico explorador de 90 años se adentró en los Montes de Málaga en busca de la raíz los verdiales, una "música que desaparece".