Jesús Sánchez Adalid. Escritor

"La Córdoba califal es un regalo para la Historia de España"

  • El autor extremeño acaba de publicar su último libro, 'Los baños del pozo azul', una novela histórica en la que hace protagonista a Subh Walad, la madre del califa Hixem

Jesús Sánchez Adalid, en una imagen reciente.

Jesús Sánchez Adalid, en una imagen reciente. / Antonio Amoval

Jesús Sánchez Adalid (Villanueva de la Serena, Badajoz, 1962), todo un fenómeno de la literatura histórica en España, vuelve a centrar en Córdoba la trama de una de sus obras. Diecisiete años después de publicar El mozárabe y tras el éxito obtenido con éste, el escritor regresa a la época del califato con Los baños del pozo azul (HarperCollins).

-¿Por qué ha elegido este momento para regresar a la Córdoba califal?

Me parece que en la convivencia de las tres culturas en Córdoba hay mucho de mito, pero es un mito hermoso"

-Es un tiempo que se me había quedado en parte en el tintero porque el final del año 1.000 en la Córdoba califal es un periodo interesantísimo, como todo el mundo sabe, que daría no para una novela, sino para muchas.

-¿Por qué le atrae a usted tanto esa época?

-Córdoba, y concretamente el periodo califal, es un regalo para la Historia de España. No hay nada que se parezca mínimamente en el mundo y no solo en esa época sino en toda la Edad Media. Es de una singularidad absoluta, no solo por los monumentos sino por los personajes, los acontecimientos, por todo lo que sucede en Córdoba. Por eso, la fuente de inspiración para el escritor es inmensa; y cuando hablo de inspiración no hablo de documento frío, en papel o digital. Ni muchísimo menos; la fuente de inspiración es darte una vuelta por Córdoba, ver cómo da el sol en una pared, cómo asoma una palmera o un ciprés por encima de la tapia trasera de un palacio, los aromas, los colores, la bruma en el Guadalquivir, las nubes de pájaros que se levantan al amanecer... Es una preciosidad. Todo esto es tan evocador que merece la pena. Es que teniendo un material como ese... El otro día, haciendo una entrevista, me confesaba un periodista que no sabía nada de esta época y se había quedado maravillado al leer el libro y buscar información. Me comentaba que esto era más interesante que Juego de tronos.

-¿Aconseja leer El mozárabe antes de este libro?

-No, aconsejo que se lea como novela independiente porque la historia de una no tiene nada que ver con la otra, excepto el escenario, que es el mismo, y algunos personajes que se repiten en ambas. Las historias son independientes y lo que sucede en una no tiene prácticamente nada que ver con la otra, son complementarias o, si acaso, que una sucede cronológicamente a la otra.

-¿Va mucho por Córdoba?

-Sí, voy porque soy patrón de la Fundación Paradigma Córdoba, porque tengo lectores y amigos y porque me gusta ir. Hace poco estuve en el Congreso de la Cultura Mozárabe, del que El mozárabe fue novela oficial. Y ahora con más motivo cuando han hecho Patrimonio Mundial a Medina Azahara. Mucha gente se creerá que he sacado la novela a raíz de la declaración pero llevo escribiéndola dos años.

-Además, Medina Azahara ya estaba en el centro de El mozárabe.

-Y de esta novela también. Además, tiene un protagonismo bárbaro porque es precisamente el momento en el que la sayida, que había partido para vivir en los Alcázares desde la época de Alhakén, decide volver a Medina Azahara porque es la ciudad del poder. Ella quiere otra vez asumir el poder de su hijo desde allí. La novela llega en un momento oportunísimo y creo que a Córdoba le va a venir muy bien puesto que le va a poner alma y personajes al gran yacimiento arqueológico.

-En este caso hace protagonista a una mujer, la madre del califa, que ya aparecía en El mozárabe. ¿Por qué ha ahondado en ella?

-Porque es absolutamente singular que las crónicas árabes se fijen en personajes femeninos en una época en la que la norma que habían importado los omeyas exigía que la mujer estuviera relegada al fondo de los palacios, arrinconada, viviendo una vida anónima, solo con las mujeres, los eunucos y los hijos menores de siete años. Sin embargo, la figura de Subh umm Wallad es fascinante. Se dan en ella una conjunción de fuerzas que son una maravilla: es la favorita del segundo califa omeya, Alhakén; es la amante de Almanzor y la que ayuda a encumbrarlo; y es la madre del tercer califa, un hombre indeciso que provocará que se precipite la disolución del califato.

-Es decir, que realmente tuvo el poder que se refleja en Los baños del pozo azul.

-Realmente lo tuvo. Por supuesto, con todos los matices y ayudándose de las únicas armas que tenía a su alcance: tuvo que servirse de varones para poder ejercerlo, sobre todo de Almanzor, al que había nombrado administrador de todos los bienes de su casa y preceptor del que iba a ser el futuro califa, y se relacionaba con visires y personas de la corte. No me gusta el término, pero llega a ser como una especie de celebrity de nuestros tiempos. Mostraba el rostro, no iba cubierta, paseaba por Córdoba a caballo... El pueblo le dio el gran apelativo de "señora de las señoras de Córdoba".

-¿Cómo ha sido la preparación del libro? ¿Le han servido los conocimientos que ya había adquirido para El mozárabe?

-No voy a negar que en la Córdoba califal me muevo con mucha soltura. He estudiado todos los mapas y reconstrucciones virtuales, he paseado mucho por allí, me he leído todas las crónicas, a los poetas... A veces me da la sensación de que realmente yo he estado allí. Eso es lo que le produce al lector la mágica sensación de que el escritor le está contando algo que ha visto.

-La historia de su novela está alejada de los tópicos, pero ¿qué hay de verdad y de mito sobre la convivencia de las tres culturas en la Córdoba omeya?

-A mí me parece que hay mucho de mito, pero es un mito hermoso. El avance del ser humano se nutre de las utopías. Nosotros podemos mirar allí como un referente, un paradigma de convivencia que nos puede servir para intentar convivir nosotros.

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