kamal redouani. periodista y documentalista

"El Daesh pasará a la clandestinidad, pero su ideología va a seguir vigente"

  • El realizador presentó ayer en el Festival de Cine Francés su película 'Daesh, el origen del terror', testimonio brutal fruto de diez años de trabajo en Siria, Libia e Iraq entre atentados y bombardeos

Periodista de prestigio en Francia como experto en el mundo árabe, Kamal Redouani ha pasado en los últimos diez años largas temporadas en Libia, Siria e Iraq, cámara en ristre, con el fin de dar testimonio de la barbarie. Con el material recabado ha armado documentales como El origen del terror, que presentó ayer en La Térmica, dentro del Festival de Cine Francés, después de atender a Málaga Hoy para esta entrevista. Redouani ha sobrevivido a bombardeos, detenciones y atentados. En la conversación se revela amable, pulcro y con un fino sentido del humor.

-¿Los orígenes del Daesh son los orígenes de Al-Qaeda?

-Así es. Al-Qaeda comenzó sus actividades con la intervención de Estados Unidos en Afganistán. Allí crearon un grupo armado con soldados procedentes de Arabia Saudí para luchar contra Rusia. Una vez terminada la guerra, a estos hombres armados se les invitó a que volvieran a sus territorios de origen. Pero tras la llegada de Estados Unidos a Iraq, la organización se instaló allí con facilidad: cuando los americanos derrotaron a Saddam Hussein lo que quedó en el país fue un ejército en paro, con gente que no tenía ni trabajo ni salario, así que Al-Qaeda se sirvió de ellos para convertirse en una institución importante en Iraq. Al-Qaeda seguía en Iraq las órdenes de Bakr al-Baghdadi pero fue empujada por los estadounidenses al desierto y la clandestinidad. Fueron las revoluciones árabes las que dieron a Al-Qaeda oxígeno para ir a otros países. Así, Al-Baghdadi envió a su segundo, Abu Mohamed al-Jolani, a Siria, y poco después se constituyó Jabhat al-Nusra, el equivalente a Al-Qaeda en Siria. Sin embargo, al verse cada vez con más poder, Al-Jolani aspiró a actuar de manera independiente de Al-Baghdadi. Estalló así un conflicto entre los dos que sólo solventó el jefe supremo de Al-Qaeda, Al-Zawahirí, quien dictaminó que Al-Jolani pasara a dirigir Siria y Al-Baghdadi se quedara al mando en Iraq. Pero la decisión no gustó a Al-Baghdadi, quien decidió romper los lazos con Al-Qaeda y crear su propia estructura, que es el Daesh, al pronunciar su famoso discurso en la mezquita de Mosul y autoproclamarse califa.

-¿Y qué responsabilidad tiene Occidente en todo esto?

-La responsabilidad de Occidente es enorme. Primero de Estados Unidos, que se metió en Iraq sin pensar en el día después. Si desestabilizas un país y no ayudas a reconstruirlo después, los terroristas van a sacar partido siempre. Lo mismo podemos decir de Francia respecto a Libia. De alguna forma, hemos ayudado desde Occidente a los terroristas a instalarse en estos territorios. Al-Raqa, la capital del Daesh en Siria, nunca ha sido atacada por Bashar al-Ásad, quien por otra parte también saca provecho de la situación. En los cinco años que he pasado en Siria he escuchado a mucha gente decir "vamos a instalarnos en Al-Raqa, que allí no hay bombardeos". Al-Ásad les ha dejado crecer, es en Al-Raqa donde el Daesh hace los vídeos que luego divulga en Occidente, allí tienen su centro de información. Podemos hacer todos los juegos de palabras en torno al Estado Islámico, pero lo cierto es que les hemos dejado desarrollar una estructura estatal. Eso sí, el precio siempre lo pagamos el día después. Ahora se está atacando Mosul, pero lo está haciendo gente que se detesta entre sí, chiíes, suníes, cristianos y kurdos. Si cuando caiga Mosul no se establece un plan para su reconstrucción volveremos a tener el mismo problema. Cuando te mueves por allí tienes que pasar varios checkpoints, así que yo viajo siempre con un suní, un chií y un kurdo para que hacerlo todo más fácil.

-¿Cuándo y por qué decidió dar por terminada su película sobre el Daesh, El origen del terror?

-El final de esta película no es un final. Terminé el rodaje con Abu Saif, un representante del Ejército Revolucionario Insurgente de Siria, pero voy a seguir la pista de este personaje en el futuro. Lo que he intentado, ante todo, es facilitar la comprensión de lo que está pasando. Tras los atentados de París y Bruselas he constatado que poca gente conocía la historia. Por eso he querido hacer fácil lo complejo, que la gente termine de ver la película con la impresión de que conoce mejor el Daesh y sus razones.

-¿Y cuáles fueron las mayores dificultades del proyecto?

-Las que se derivan de contar esta historia con imágenes. He hablado con personas que han contado su experiencia ante la cámara, en algunos casos cómo fueron captados por el Daesh, en otros cómo hacen su vida con el Estado Islámico a la vuelta de la esquina. Con esto y con algunas imágenes de mi archivo he ido construyendo un relato. Mucha gente de estos países cree que cuando vas a la guerra con una cámara lo que quieres únicamente es rodar los combates, y se sorprenden cuando les preguntas por sus historias. Esto a veces genera tensión cuando piensan que estás preguntando demasiado y, de paso, un peligro real para mí.

-¿Se está informando correctamente sobre el Daesh en Europa?

-No. A ver, es normal que la información se dé como se da porque tenemos nuestra visión de las cosas. Del Daesh se empezó a hablar aquí cuando empezaron a secuestrar a mujeres yazidíes para usarlas como esclavas, pero existía mucho antes. Y los peligros que entraña también. Lo que más lamento es que lleguemos tarde, sobre todo, a alertar a la gente de este peligro, más aún cuando ha habido atentados. Y también me parece urgente que cuestionemos la política exterior europea. Estamos a la defensiva, y nuestra obligación es investigar las razones de los terroristas para seguir matando.

-¿Sería consecuente rodar como secuela un documental sobre el auge de la xenofobia en Europa a cuenta de los refugiados?

-Europa debe acoger a los refugiados. El problema es que los políticos de derechas aprovechan su llegada para ganar electores oponiéndose, mientras que los políticos de izquierdas están más intimidados. Se trata, a fin de cuentas, de los derechos del hombre. De ofrecer refugio a personas que huyen de la guerra y los bombardeos. Yo he sido testigo directo de bombardeos y tengo claro que no se puede rechazar a nadie que huya de eso. Sé de lo que hablo. Hay un peligro de que con los refugiados se cuelen agentes del Daesh, pero en todo caso el 99,9% de las personas que llegan a Europa lo que hacen es un huir de la guerra. ¿De qué hablamos, de diez o veinte indeseables infiltrados? ¿Vamos a cesar la acogida por esa proporción? No tiene sentido.

-¿Cómo terminará el Daesh?

-El Daesh perderá su territorio y pasará a la clandestinidad. Pero lo que no va a ser tan clandestino es su ideología, que se ha extendido por todo el mundo. Y hay que tener claro que el único modo de enfrentarse a ella es mediante la cultura. Hay quien piensa que Al-Qaeda es una versión light del Estado Islámico, pero son la misma cosa, con la misma capacidad de hacer atentados, aunque ahora el Daesh haga más ruido. Se corre un riesgo muy grave si se opta por combatir esta ideología, tanto en Europa como en el mundo árabe. Una vez conocí a un joven libio que creó una ONG tras la caída de Gadafi con el fin de explicar a la gente cómo funciona la democracia. Llamó a la Embajada del Reino Unido, y el Reino Unido le ayudó. Pero después, con la guerra, Al-Qaeda y el Daesh, lo perdió todo. Sus hijos murieron y ahora va por ahí con un arma. Insisto, esto no será derrotado con bombas, sino con la cultura y la educación.

-¿Volverá para contarlo?

-Sí. La semana que viene partiré a Mosul. No sé cómo voy a entrar, si con los kurdos o alguna milicia chií, pero quiero saber lo que piensan allí. Estados Unidos quiere que caiga la ciudad antes de las elecciones de noviembre. Obama ya dijo que le gustaría culminar con este éxito su mandato. Pero no creo que vaya a tener su trofeo tan pronto. Costará un poco más.

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