Cultura

Declarada monumento la Casa de las Escolanías de Antequera

La Casa Palacio Marquesa de las Escolanías de Antequera fue declarada ayer monumento por el consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía, pasando a estar inscrita en el catálogo general del Patrimonio Histórico Andaluz.El edificio supone una de las más claras representaciones de la arquitectura civil de la localidad, datando de principios del siglo VVII, y siendo uno de los edificios mejor conservados dentro la tipología de antigua casa palaciega antequerana.Aunque ahora pasará a ser catalogada como monumento, este edificio forma parte desde hace tiempo de las zonas recomendadas para visitar en la ciudad, formando parte de la ruta monumental que se ofrece por parte de la oficina municipal de Turismo.

La casa fue construida por la familia Chacón, afincada en la ciudad desde la conquista en 1410 y a la que Carlos II concedió el Marquesado de las Escalonias. Símbolo urbano de la nueva posición del linaje, se emplaza en una de las arterias principales de Antequera, la calle Pasillas, por la que las clases altas mostraron su predilección.El monumento revela en el exterior el gusto por el manierismo y la influencia de la arquitectura italiana. La fachada principal sigue el modelo armazón previamente ensayado en la Real Chancillería de Granada y del que esta casa-palacio se considera un destacado exponente, y posiblemente también el más antiguo, entre las construcciones antequeranas de los siglos XVII y XVIII.

Otros elementos, como el uso del ladrillo y la mampostería, el diseño de sus alzados o la composición del resto de sus fachadas, entroncan con la arquitectura local de tradición mudéjar. Esta conjugación de rasgos tradicionales e innovadores da como resultado un modelo de referencia para otros proyectos posteriores en la ciudad, además de asentar las bases definitorias del barroco antequerano.La fachada principal se articula en dos plantas y cinco calles verticales, y está rematada por un cuerpo de ático. La calle central es la de mayor entidad, gracias a la singular disposición de los vanos para guarecer ventanas y balcones, así como a la composición de sus cuerpos: el primero con pilastras toscanas almohadilladas y el segundo con un balcón de pilastras coronado por un entablamento.

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