Cultura

Descubren en la Alcazaba restos epigráficos de Medina Azahara

  • Tras estudiar diversos monumentos árabes, la experta María Antonia Martínez afirma que el monumento malagueño recibió piezas del expolio de Córdoba

La Alcazaba de Málaga tiene restos de Medina Azahara, como capiteles o columnas, según ha desvelado la doctora en Filología Árabe María Antonia Martínez, una de las pocas estudiosas de la epigrafía árabe y del legado musulmán de nuestro país.

Esta profesora de la Universidad de Málaga ha explicado que su pasión por la epigrafía árabe le ha llevado a analizar cientos de documentos que han revelado datos "fundamentales" para el estudio de monumentos andaluces, como la ciudad cordobesa Medina Azahara, la Casa del Gigante de Ronda o el Alcázar de Sevilla.

"Al estudiar distintos monumentos árabes se supo que habían aprovechado piezas del expolio de la ciudad cordobesa", ha explicado Martínez. La profesora ha informado de que numerosas fortalezas como la de Málaga sufrieron remodelaciones que recibieron la influencia de otros legados y épocas, como la taifa, la almorávide o la almohade. Martínez ha declarado que las piezas llegan a sus manos inscritas en piedras, madera o tejidos y ha señalado que gracias a estos restos se participa en la materialidad de los restos arqueológicos.

La caligrafía permite descubrir cómo una sola letra puede cambiar una pauta de la historia de la construcción de un palacio, mezquita o fortaleza, por lo que lleva "años" descifrar un mensaje específico que esté deteriorado, sostuvo la experta.

El legado musulmán ha desvelado la evolución del lenguaje y de la escritura musulmana "porque la traducción ha revelado matices y avances según las comarcas y reinados".

Esta profesora y estudiosa ha publicado recientemente el Epígrafe árabe del catálogo del gabinete de antigüedades de la Real Academia de la Historia, donde ha recopilado todo tipo de documentos con epigrafía árabe y sus traducciones y actualizaciones.

Junto con la Alcazaba, en construcciones de Vélez-Málaga y Ronda también se puede apreciar la recuperación de esta documentación epigráfica, gracias a la ingente labor de María Antonia Martínez. Se trata de un tipo de caligrafía "restringida a las clases dominantes", diferente a la utilitaria, "con un problema mayor para la descodificación", y que se utilizaba también para las copias del Corán.

Esta expresión de poder llegó a su máximo esplendor en la última fase del dominio islámico en la península. "Cada dinastía musulmana adoptaba un tipo de grafía propia, como un medio más de propaganda", sostuvo la profesora.

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