Cultura

Diego Olmos plasma en un cómic la creatividad de un Goya tardío

  • La publicación se centra en los últimos años que el artista pasó en España para establecer una teoría de corte sobrenatural acerca del origen de las pinturas negras

Fantasía y realidad se dan la mano en la novela gráfica Goya, donde su autor, Diego Olmos, se centra en los últimos años que el artista pasó en España para plantear una teoría de corte sobrenatural acerca del origen de las pinturas negras. "Se desconocen los motivos que llevaron a Goya a realizar esas pinturas en las paredes de su casa", manifiesta Olmos, quien se siente fascinado por "esa explosión de creatividad en una edad tan avanzada, algo extraño porque la mayoría de artistas, cuando llegan a la vejez, viven de glorias pasadas".

La historia arranca en torno a 1820, con un Goya ya anciano, quien, para refugiarse de la España convulsa de la época, vive recluido a las afueras de Madrid en su finca, la Quinta del Sordo, junto a su supuesta amante, Leocadia Zorrilla de Weiss y la presunta hija de ambos, la niña Rosarito. Frustrado por las limitaciones de su completa sordera y los achaques de la edad, Goya recibirá la visita del mismísimo Diablo, quien, admirador de la obra del pintor, le pedirá un retrato del rey de los infiernos, a cambio de devolverle el vigor de antaño y las facultades perdidas.

Así, partiendo de una premisa inspirada en el Fausto de Goethe, Olmos, conocido por sus trabajos para la editorial estadounidense DC, desarrolla una fábula sobre la tentación, en la que el Diablo acosa a Goya con sombrías y sobrecogedoras imágenes, que el artista español expulsará de su mente pintándolas en los muros de su casa. "Jugando con las reglas de Goya", cuenta Olmos, se establece "una posible causa del por qué de esas pinturas, vinculada a la temática de los propios cuadros, con sus brujas, sus demonios y sus seres antropomórficos".

El autor explica que "esta etapa de Goya es casi desconocida y apenas existen documentos", algo que, lejos de complicar la elaboración del cómic, le aportó "mucha libertad creativa, perfecta para fabular sobre hechos históricos y huir de una obra autobiográfica", esto último, algo que quería evitar a toda costa.

De todos los pintores de la historia del arte, Goya es el favorito de Olmos, quien considera al artista zaragozano como "el iniciador de la pintura moderna" y alguien que siempre le ha apasionado "desde muy niño", a causa de su devoción por "el cine expresionista alemán, el terror más clásico y las leyendas".

Dibujada en blanco y negro, Goya prescinde del color porque su creador cree que "así se logra algo más atractivo para el público adulto", en contraposición con el estilo tan colorista que caracteriza a los cómics de superhéroes que acostumbra a ilustrar. "Esta obra no es infantil ni juvenil, es estrictamente para adultos", insiste y espera que este cómic "pueda gustar a lectores casuales".

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