España, siglo VIII
El historiador Luis A. García Moreno analiza en un libro la conquista islámica de la península


La conquista musulmana de la península en el siglo VIII no fue una circunstancia inevitable del devenir histórico sino la consecuencia de una serie de factores entre los que el azar se filtró como ingrediente determinante. Es una de las ideas que defiende el historiador Luis A. García Moreno, profesor de la Universidad de Sevilla, en un ensayo publicado por esta institución en el que analiza una etapa clave en la historia de España: la que corresponde a los últimos años del reino godo y la irrupción de las tropas procedentes de África.
El carácter inevitable, casi prefijado, de la conquista, como si respondiera a un mandato del destino histórico, es, señala el experto, "uno de los fantasmas que rondan" cuando se analiza este periodo. Y ocurre en historiadores de diversas tendencias y procedencias. "Implica una visión de la Historia que asume que algunos hechos son prácticamente de obligado cumplimiento", una evolución "mecanicista" a la que García Moreno opone la importancia del azar. Y es que este historiador "cuántico" subraya que, "como demuestra la física cuántica respecto a la clásica, hay cosas que dependen de movimientos no fáciles de determinar. En Historia hay que tener esta idea. La Historia como ciencia se constituye en el siglo XIX a semejanza de la física clásica de Newton. Ésta no se ha venido abajo pero sólo funciona en determinados ámbitos, no en todos. El historiador debe tener en cuenta el principio de indeterminación de Heisenberg. La conquista no tenía por qué haber sucedido". La evolución del ejército islámico, "igual que se paró en Poitiers, se pudo haber parado en Tánger".
García Moreno acomete en España 702-719. La conquista musulmana un estudio de los últimos años del reino godo, la muerte de Egica (702) y el reinado de Witiza, "enmarcándolos en la perspectiva de la evolución interna y la dialéctica sociopolítica" de este territorio, factores que "explican mejor la conquista" que "los impulsos del lado islámico". "Si no se hubiese producido la problemática del final de los reinos godos, la intervención militar musulmana no se habría realizado, al menos en ese momento", sostiene. La conquista, pues, "se explica más por una dinámica de la historia goda", por "conflictos internos" y "circunstancias absolutamente azarosas como la muerte de Witiza [hijo de Egica] muy joven, a los 26 o 27 años [en el año 710 o 711], posiblemente víctima de un brote de epidemia de peste". El sucesor fue Rodrigo, en un clima turbulento marcado por las tensiones "entre la nobleza mayoritaria andaluza y toledana y la del nordeste". Por otra parte, García Moreno aclara que "las primeras expediciones de Tarif y Tariq no fueron de conquista" sino que "se enmarcan en la dinámica de luchas entre grupos nobiliarios de la monarquía goda". Sí lo es la de Muza, que cruza el Estrecho en el año 712.
En la investigación histórica de este periodo ha habido hasta ahora carencias "increíbles"; la mayor de ellas, que "todavía no estaban fijadas ni la geografía ni la cronología". Desde los estudios de Claudio Sánchez-Albornoz en los años 40, señala el profesor, "no se había penetrado de nuevo en el análisis positivo" de estos aspectos "esenciales". Esto es lo que el experto, que presta atención a vectores fundamentales de la historia política y militar de esos años, intenta establecer en esta obra "de una manera fija". A partir de aquí el terreno queda señalizado para la indagación en áreas que se prestan a enfoques más interpretativos como la económica y la social.
Asimismo, la explicación y la interpretación de la conquista han sido "propensas" al desarrollo de enfoques tergiversadores, "tanto entre islamófilos como entre islamófobos". Hay polémicas pruebas recientes "como el libro de Olagüe [La revolución islámica en Occidente], que negaba la conquista".
En el análisis de las fuentes, García Moreno explica que "hay una tradición mozárabe" que cree "haber descubierto e intentado exponer y que resulta clave para muchos aspectos". En cualquier caso, las fuentes con las que contamos "no dan una visión clara" de la conquista. De hecho, "en el libro los capítulos dedicados a las fuentes son amplios y complejos, y requieren una labor filológica muy técnica que puede aburrir al lector, pero es precisa para no afirmar cosas sin fundamento".
Y, como es de rigor en todo relato sobre este periodo, García Moreno revisa la figura del conde don Julián, un noble que "había sido súbdito bizantino en Ceuta y que se pone bajo el control de la monarquía goda en tiempos de Witiza, posiblemente para evitar la presión cada vez más fuerte del avance islámico en el Magreb. Está casado con una noble goda del otro lado del Estrecho con posesiones en Carteya". El autor analiza las alianzas sucesivas de don Julián [Urbano] con la monarquía goda y con las autoridades islámicas en el contexto del avance por el norte de África.
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