Cultura

Fallece Josep Guinovart

  • Fue considerado uno de los autores más singulares del siglo XX

Pintor, ilustrador, escenógrafo, escultor y grabador, el barcelonés Josep Guinovart, fallecido ayer a los 80 años, ha sido uno de los artistas más singulares de la segunda mitad del siglo XX, legando una obra comprometida política y socialmente con la que buscaba "alcanzar lo inalcanzable".

Vinculado a las vanguardias artísticas surgidas en la Barcelona de los 50, en un primer momento con el grupo Dau al Set y más tarde con el colectivo Taüll junto a Cuixart, Aleu, Muxart, Tharrats y Tàpies, Guinovart escogió su propio camino, marcado por una constante renovación, huyendo del encasillamiento en un estilo definido.

La evolución permanente de Guinovart le llevó desde un figurativismo inicial, en el que exhibe rostros próximos al arte medieval, y un realismo crítico, impregnado de un fondo de denuncia política, hasta el vanguardismo, con incursiones en la abstracción y el informalismo, o incluso el arte pop.

Pese a todo, una de las constantes de Josep Guinovart fue una destacada presencia matérica en sus obras, con la incorporación de elementos y objetos diversos, como bidones, maderas quemadas, cajas y objetos de desecho que utiliza a finales de los 50.

A partir de los setenta se inclinó por la utilización de materiales como arena, tierra, barro, paja o semillas, símbolos de su vinculación a la naturaleza y el campo, no en vano sus orígenes familiares se sitúan en el pueblo leridano de Agramunt, donde vivió parte de su infancia y donde se abrió en 1994 el Espai Guinovart.

Josep Guinovart consideraba que el artista es un reflejo constante de su propia historia, por lo que "debe salvar su libertad y no caer prisionero de un estilo, de una reputación o de un éxito", según explicó a Efe en el año 2004.

En este itinerario vital, Josep Guinovart trataba de "alcanzar lo inalcanzable", pues entendía la búsqueda de este ideal como "una condición no sólo del arte, sino humana". Admirador de Miró, Picasso, Gaudí y García Lorca, les tributó frecuentes reconocimientos, desde los grabados Homenaje al Modernismo (1965) hasta Homenaje a Picasso (1967) o El entierro del Guernica II (1982-1986), pasando por la serie A García Lorca, un poeta en Nueva York.

Otra de las constantes de su trayectoria fue un marcado compromiso político y social, que abarca desde la denuncia del régimen franquista hasta su oposición a la guerra de Iraq -con la serie El pentágono-, sin rehuir la crítica cotidiana de hechos que considera injustos. El pasado 30 de noviembre, en una de sus últimas apariciones públicas, el propio Guinovart inauguró en el Museo de Historia de Cataluña una exposición de medio centenar de carteles en los que muestra su compromiso permanente con asociaciones culturales.

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