Cultura

Fallece Oriol Maspons, un creador que vivió al margen de los patrones

  • El barcelonés fue un pionero de la fotografía de moda en España y miembro de la 'gauche divine'

El fotógrafo catalán Oriol Maspons, uno de los integrantes de la gauche divine, falleció ayer en Barcelona a los 84 años de edad, informaron a Efe fuentes de su familia. Con él desaparece un referente de la contracultura en España, una personalidad arrolladora y un hombre vivido al que la experiencia convirtió en conversador excepcional. Maspons calificó la gauche divine como "un invento muy divertido", un "grupo compacto" al que "sólo podían entrar tías buenas" y en el que "no había ningún notario", y donde eran "de izquierdas, pero no mucho", relativizó. "No queríamos matar a Franco, no éramos héroes, comíamos muy bien", dijo de esas reuniones en el Bocaccio a las que asistían entre otros Óscar y Esther Tusquets, Terenci Moix, Jorge Herralde o Ricardo Bofill. Su amiga Rosa Regàs recordó de él ayer que "dio todo su talento en una época en que era muy difícil" y que su producción es "testimonio de unos años extraordinarios en que hizo todo lo que pudo", pese a las trabas.

Pero Maspons era un fotógrafo de imaginación inagotable que no se limitó a la pertenencia a ese grupo: su mirada retrató la Ibiza hippie o el paisaje desolador de Las Hurdes. Además, este catalán que estuvo vinculado a Andalucía -Pérez Siquier lo convenció para formar parte del consejo de la revista Afal- fue un pionero en la fotografía de moda en España y también exploró otros ámbitos como la publicidad o la arquitectura.

La investigadora Natasha Christia, especialista en su obra, destacó de él con motivo de una exposición que le dedicó la galería Kowasa que el autor había sabido "ir siempre por delante de su tiempo, plasmando un universo visual que respira singularidad, atrevimiento y frescura". Sus fotos eran "el testimonio de una actitud", la de "un creador insólito con la ingenuidad de un Woody Allen y la actitud provocativa pero a la vez amena de un Andy Warhol". En su vejez seguía asomando el artista rebelde, con proyectos de futuro y aún enamorado de la figura femenina, pero que creía que los avances tecnológicos habían restado encanto al proceso fotográfico. "No sabías lo que iba a salir hasta que revelabas. Con los cambios se ha perdido la emoción, el asombro", lamentaba.

Maspons, nacido en Barcelona el 22 de noviembre de 1928, permanecía ingresado desde hace varios días en un centro médico barcelonés, donde ya se había comunicado a sus familiares que su situación era irreversible. "El hombre se va, su obra queda", declaró a Efe Alex Maspons, el hijo del reputado fotógrafo, que se mantuvo siempre al margen de los patrones socioculturales del régimen franquista y que en ocasiones llegó a afirmar que lo que más le gustaba era "ser políticamente incorrecto".

Encuadrado en el pequeño colectivo de fotógrafos que degustó el sentido hedonista de la vida, desde la segunda mitad de los años 50 captó la atmósfera entre la posguerra y el despegue económico, hasta culminar la modernización del lenguaje fotográfico. Uno de los momentos más decisivos en la trayectoria de Maspons fueron los dos años en los que vivió y trabajó en París -a mediados de los 50-, ya que en la capital francesa entró en contacto con el modelo de reportaje de Cartier Bresson y la agencia Magnum, característica del momento de esplendor de las revistas ilustradas Paris Match, Life o National Geographic. Además, en París escribió para la revista especializada AF sus entrevistas a grandes fotógrafos -Brassai, Cartier Bresson, Robert Doisneau o Guy Bourdin-, a quienes igualmente fotografió.

En 1957, de regreso a Barcelona, alternó la moda y la publicidad con el reportaje para la Gaceta Ilustrada. Un año después, el Museo de Arte Moderno de Nueva York adquirió tres fotografías suyas para el fondo permanente de autores y, en 1959, Gran Bretaña le distinguió como mejor fotógrafo del año.

Afirmaba que las propuestas que más le gustaban de su dilatada trayectoria eran las que hacía junto al editor Carlos Barral, cuando éste le proponía ilustrar las portadas de sus libros. Entre los títulos en los que colaboró Maspons estuvieron La caza de la perdiz roja, con texto de Miguel Delibes; Toreo de salón, de Camilo José Cela y Els catalans, de Ana y Terenci Moix, junto a Colita y Xavier Miserachs.

El Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) anunció ayer que negocia una gran exposición retrospectiva de Maspons y la incorporación a la colección del centro de una parte sustancial de su obra, depositada en el museo desde 2011, en principio por un periodo de 10 años.

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