El Fandi corta una solitaria oreja en una aburrida corrida

J. L. Lera (Efe) / Valladolid

14 de septiembre 2008 - 05:00

El Fandi cortó una solitaria oreja en la octava corrida de la Feria de Valladolid, festejo que se celebró entre el aburrimiento de la concurrencia por el deslucido juego del ganado. Al lancear con el capote al primero, Aparicio sufrió un desarme y la desconfianza se apoderó de él. La faena fue una sucesión de dudas e inhibiciones, entre las protestas del público. Tuvo características similares la primera parte de la faena a su segundo, pero más tarde consiguió dar sosiego a sus pies y logró endilgar a su enemigo algún garboso muletazo.

El Fandi armó un alboroto con las banderillas en el primero de su lote. Después comenzó la faena de muleta con las dos rodillas en tierra, en el mismo centro del ruedo, para seguir ya de pie toreando con ambas manos, con asiento, temple y ritmo, en una labor que fue a menos porque el toro se apagó muy pronto. Careció de relieve la faena a su segundo, pese a la voluntad que puso el diestro, la cual fue recompensada con una oreja aunque no con el beneplácito de todos los espectadores.

La faena de Talavante al tercero estuvo presidida por la quietud, pero también por los repetidos enganchones que deslucieron su labor ante un enemigo muy soso. Tampoco pudo conseguir ningún lucimiento con el último toro de la tarde, pese a los denodados esfuerzos del diestro.

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