Cultura

Fernando Hurtado culmina con éxito otra gira en América

  • El bailarín y coreógrafo malagueño presentó 'El lago de los cisnes' en Perú en julio y un familiar 'Hansel y Gretel' en Panamá en agosto

Dar cuenta de los éxitos internacionales de Fernando Hurtado en el ámbito internacional está deviniendo en costumbre, lo que entraña los riesgos bien conocidos al respecto, aunque no deja de resultar reconfortante. El bailarín nerjeño es hoy por hoy el creador escénico de mayor proyección de la provincia: la representación de sus montajes y sus talleres de formación se extienden ya en una amplia red que abarca buena parte de Latinoamérica, Europa, África y Asia, pero conviene seguir recordándolo para que quede constancia del modo en que el talento forjado aquí es aplaudido fuera; aunque sea, al menos, para paliar la pesadumbre reinante. Este verano, Hurtado ha cosechado nuevos e importantes éxitos en una nueva gira en Latinoamérica, donde cada vez es más reclamado, conformada mediante dos citas fundamentales. Y lo ha hecho, de paso, promocionando la Cueva de Nerja como monumento natural único en el mundo. Difícilmente puede el enclave conseguir mejor embajador entre los suyos.

El primero de estos dos proyectos se representó entre el 12 y el 14 de julio en el Teatro Nacional de Lima, con una coreografía para El lago de los cisnes de Tchaikovski que encargó a Hurtado la directora del Ballet Nacional de Perú, Olga Shimasaki. El malagueño abordó una monumental puesta en escena con la actuación de 45 bailarines y de la Orquesta Sinfónica Nacional de Perú, que interpretó la partitura en directo. Su lectura respetaba en gran medida la naturaleza romántica de la obra, pero introdujo (como es habitual en sus trabajos) algunos registros profundamente contemporáneos, sobre todo mediante la participación del guitarrista peruano Wa Han Rentería, que aportó sus sonidos eléctricos al espectáculo. Más pródigo en la producción de montajes de menor escala, Hurtado asumió este Lago de los cisnes como un verdadero reto en equilibrio, tal y como manifestó poco antes de su estreno en unas declaraciones recogidas por su compañía: "Trabajar la intimidad siempre está bien. Hay menos ruido y normalmente menos problemas, es más personal. Pero trabajar con un Ballet Nacional con 45 bailarines es otra forma de escuchar y de escucharte. Hay que darle voz a casi todos y procurar ver lo bueno y lo malo lo antes posible. Hay que tomar decisiones muy rápido, elegir, y sobre todo llevar el montaje muy claro. Todo eso también es interesante. Como todo en la vida, lo ideal es tener una cosa y otra, y nosotros lo vamos consiguiendo". El público agotó las entradas para todas las funciones programadas y acrecentó así el prestigio de Fernando Hurtado en Latinoamérica.

El segundo proyecto fue Hansel y Gretel, una lectura contemporánea del popular cuento de los Hermanos Grimm que se representó del 15 al 18 de agosto en el Teatro Nacional de Panamá, con igual respuesta por parte del público. Aunque especialmente dirigido a un aforo familiar, el montaje contiene las directrices habituales de la danza según Hurtado, con iguales dosis de energía y atención a los detalles, y con guiños tanto al impacto como al menos es más, en una nueva colaboración del titular de la compañía con su cómplice esencial, Inma Montalvo. El regreso de Hurtado a Latinoamérica está cantado. Habrá que celebrarlo.

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