González Ledesma resucita a Silver Kane y vuelve al Oeste

El escritor publica 'La dama y el recuerdo' con el seudónimo que en los 50 le convirtió en 'best seller' gracias al 'western'

El escritor Barcelonés González Ledesma, ayer, en Madrid.
El escritor Barcelonés González Ledesma, ayer, en Madrid.
C. Sigüenza (Efe) / Madrid

08 de abril 2010 - 05:00

El franquismo le acusó de rojo y pornógrafo por Sombras viejas, que ganó el premio Internacional de Novela, y eso llevó a González Ledesma a escribir bajo el pseudónimo de Silver Kane para firmar más de 400 novelas del Oeste entre los años 50 y 70. Ahora, a sus 83 años, vuelve con La dama y el recuerdo. Un homenaje con el que el escritor barcelonés Francisco González Ledesma, abogado, guionista, periodista e icono de la novela negra, regresa al salvaje Oeste de pistoleros, damas de saloon, indios, cementerios, caballos y sheriff, en una Kansas donde "el sentido de la Justicia se mezcla con la crueldad", como reconoció ayer el autor durante la presentación de La dama y el recuerdo (Planeta).

Una experiencia y regreso a un género que le ha devuelto "juventud" y "emoción" a González Ledesma, curtido en la dura posguerra, con el hambre en las calles de una Barcelona, dice, en la que "imperaba la solidaridad", característica que no ha abandonado a este hombre, bonachón y humilde, que asegura que con esta nueva novela, solo quiere "entretener y que la gente se lo pase bien". "Escribir estas novelas me dio dinero -apunta-. Se vendían muy bien porque no había televisión. Eran baratas y a la gente le entretenían desde la primera página. Éramos tres los que estábamos: Manuel Lafuente Estefania, Corin Tellado, con sus novelas de amor, y yo, con las novelas del Oeste, de las que vendí 60.000 ejemplares al mes".

Ledesma cobró por su primera novela 150 pesetas, que le pagaron a plazos. Tiempos grises en los que González Ledesma no había visitado el Oeste y sólo se podía alimentar para sus guiones con películas, como La diligencia, Duelo a sol, Solo ante el peligro y Camino de Santa Fe, entre otras. Luego le traerían todo el material de fuera, que traducía con ayuda. Pasado el tiempo, y ya en Democracia, sí pudo visitar el Oeste americano y las tribus indias de las que tanto habló en sus libros de quiosco y pipas, con "ingenuidad, rapidez y entusiasmo", los tres ingredientes que asegura que le hacían falta para escribir hasta las seis o siete de la madrugada sus novelas, ya que por el día estudiaba y trabaja; primero de abogado, luego de periodista. "Novelas con todos los tópicos del Oeste mezclados con situaciones dramáticas", relata el autor y añade: "pero las verdades de la vida también son ingenuas, la muerte y la vida son las dos grandes ingenuidades, no?", espeta.

Cuando González Ledesma pudo escribir con su verdadero nombre, tras la muerte del dictador, publicó novelas como Los Napoleones (1977) y Expediente Barcelona, primera de sus intrigas protagonizadas por el inspector Méndez y finalista del Premio Ciutat de Valéncia, en 1983. Y con su inspector Méndez se hizo también con el Premio Planeta en 1984 y su Crónica sentimental en rojo. Desde entonces este prolífico escritor no ha parado y también se ha llevado el premio Hammett o el Mytère. Reconocimientos, todos ellos, a su labor como autor de novela policiaca.

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