Gutiérrez Aragón analiza las claves de la escritura fílmica en su ingreso en la RAE
El director de 'La mitad del cielo' asegura en su discurso que dedicarse al cine es "sobrevivir al caos"
Manuel Gutiérrez Aragón ha entregado su vida al cine, y esa pasión quedó ayer reflejada en su discurso de ingreso en la Real Academia Española, centrado en el aprendizaje que tuvo que hacer del "esquivo", "indómito" y "difícil" lenguaje cinematográfico para llegar a ser director.
"La profesión de director de cine consiste, entre otras cosas, en sobrevivir al caos. Las cosas no suceden según se prevé en el plan de trabajo, las escenas no resultan como se escriben en el guión, el equipo es muy numeroso y difícil de controlar", reconocía Gutiérrez Aragón ante los centenares de asistentes a su ingreso. Y lo decía quien ha dirigido películas tan memorables como La mitad del cielo (Concha de Oro en San Sebastián) o Habla, mudita (Premio de la Crítica en el Festival de Cine de Berlín).
Titulado En busca de la escritura fílmica, el discurso de este cineasta, guionista y escritor combinó emoción y reflexión al evocar sus tiempos de "joven aprendiz" en la "mítica" escuela de cine de Madrid, en los 60, con Saura, Berlanga, Picazo, o Borau como maestros; o cuando confesó -ya lo había hecho el año anterior en un libro- su fascinación por los actores. Trabajar con ellos suponía ensayar "con algo vivo, y las emociones se convertían en conocimiento. Un plano estaba hecho de latidos, de nervios, de pulsiones, de fotogenia", dijo Gutiérrez Aragón.
Este cineasta ha sido también guionista, y a esa labor "agridulce" dedicó la parte final de su discurso: "en el guión está todo: el argumento, los diálogos, la descripción de la acción, los personajes... está todo menos la película", dijo el académico, que pertenece a "la escuela de los guionistas gruñones, aquellos que nunca están del todo de acuerdo con la película que le sale al director", y a veces ni con la que dirigía él mismo.
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