En la posible definición de un sonido malagueño, y en lo que a música popular se refiere, los de Jarrillo Lata tendrían mucho que decir. Desde que el cantante Pepe Torregrosa y el guitarrista Agustín Sánchez decidieran plantar la semilla de la banda allá por 2007, sus argumentos se han ido dando poco a poco, con pasos precisos y bien pensados, hasta la consecución de un carácter propio, diferente y capaz de crecer en múltiples direcciones. Los seguidores han actuado en todo este tiempo en consecuencia, desde la pandillita inicial a una nada desdeñable cofradía que sigue al grupo allá donde le dé por hacer de las suyas. Después de la actuación del pasado fin de semana en La Monda Rock, Jarrillo Lata llega hoy a las 21:30 a la Sala Eventual Music (C/ Cuernavaca) para presentar su tercer disco, Los calambres del hambre, un trabajo grabado en Puerto Records con la sabia producción de Manolo Toro en el que la fusión marca de la casa de reggae, flamenco, funk, ska, rock, rumba y otras hierbas se repite pero con las cosas más y mejor dichas que nunca. Si se puede hablar de un disco de madurez para un grupo como Jarrillo Lata, que de ninguna manera está dispuesto a ceder en su empeño de divertir al personal, es éste. Todavía quedan algunas entradas en Candilejas, así que mejor será darse prisa.

Además de Torregrosa y Sánchez, militan en Jarrillo Lata Daniel Garry (bajo), Antonio Aguilar (batería), Sergio Pino (trombón), Miguel Ángel Pérez (guitarra flamenca) y Daniel Lozano (teclados). La reciente incorporación de este último, colaborador habitual de El Trío del Saco, Jesús Martínez y otros muchos artistas, ha permitido al grupo sazonar una factura más depurada y a la vez añadir matices más que interesantes a la propuesta. En Los calambres del hambre, que cuenta con otras interesantes colaboraciones, temas como Qué difícil es evocan el nuevo flamenco que pusieron sobre la mesa Ketama y compañía, y La lata piyaya recuerda, claro, a Tabletom. Pero Málaga suena aquí a la manera de Jarrillo Lata, que ya es mayor de edad. Y es un gustazo.