Javier Moro: "El viaje es aún interesante, aunque ya no haya distancias"
El escritor presentó su nueva novela, 'A flor de piel', el lunes en Málaga y ayer en Marbella
El 30 de noviembre de 1803, una corbeta zarpó del puerto de La Coruña con 22 niños huérfanos a bordo y una misión: llevar la recién descubierta vacuna de la viruela a los territorios de Ultramar. La nave partió con bendición real, un équipo de médicos visionarios y una mujer de origen incierto, Isabel Zendal, al cargo de los pequeños. Semejante episodio, bizarro a la manera de aquella medieval Cruzada de los niños que relataron Marcel Schwob y Kurt Vonnegut entre otros, es la materia prima que nutre la última novela de Javier Moro (Madrid, 1995), A flor de piel (Seix Barral), que presentó su autor el pasado lunes en la Sociedad Económica de Amigos del País de Málaga y ayer en la Fnac de Marbella.
"Conocí la historia de casualidad, visitanto el Jardín Botánico de Madrid, donde se atesoran los documentos de las grandes expediciones científicas españolas. Cuando me contaron allí la historia de los niños me pareció disparatado y surrealista que el rey sufragara una expedición así", explicó ayer a este periódico el ganador del Premio Planeta en 2011 por El imperio eres tú. La verdadera protagonista de esta novela histórica y de aventuras es Isabel Zendal, un personaje que existió realmente aunque de su memoria sólo queda el enigma más estricto: "Creo que la gran aportación del libro es haber contribuido a revelar la identidad de esta mujer. No se sabía nada sobre ella, de dónde venía, si pertenecía a la alta clase gallega o tenía orígenes irlandeses. Conocí a un periodista gallego que estaba realizando una investigación sobre ella y él descubrió la primera referencia documental a Zendal y sus padres, en el municipio de Santa Mariña de Parada. Allí viven hoy unos descendientes de los Zendal, una humilde familia de campesinos". Su antepasado, a pesar del olvido, realizó una de las mayores proezas sanitarias de la Historia.
Defensor a ultranza del género al que en su día decidió consagrarse ("La novela histórica es el mejor vehículo de que disponemos para viajar en el tiempo. Las armas que te da la literatura te permiten conocer la Historia de una manera distinta. No es mentir, es llegar a la verdad por otro camino"), Javier Moro considera que la postmodernidad no ha restado interés al viaje como fenómeno literario: "El viaje sigue siendo interesante, porque es un termómetro del momento actual del lugar al que se viaja. Es un pulso del mundo, aunque el mundo se parezca cada vez más y la distancia geográfica sea cada vez menor: siempre hay un sustrato cultural que permite aflorar las diferencias. Un libro sobre la India escrito en los años 80 como los que escribió Paul Theroux se escribiría hoy de manera distinta". Y una advertencia: "La Historia no son sólo grandes movimientos económicos, lo personal también cuenta mucho. El carácter de un personaje es capaz de influir en los acontecimientos. Y eso sí lo puedes contar en una novela histórica".
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