El escritor malagueño Juan Cuadra (1978) acaba de regalar a los amantes de la literatura fantástica un verdadero homenaje a la tradición del género que, al mismo tiempo, abre ventanas no poco sugerentes: El libro de IVO, que acaba de publicar el sello Fantascy (recientemente puesto en marcha por el sello Random House Mondadori para novelas adscritas a esta tendencia y dirigidas al público adulto) es un juego de espejos que transita entre el sueño y la vigilia, entre mundos urbanos y oníricos, entre un protagonista que sueña que es un asesino despiadado y la misteriosa reina de un territorio ignoto que parece gobernar a distancia sus demonios nocturnos. La novela de Juan Cuadra rinde homenaje a sus maestros, a Clive Barker y a Neil Gaiman, y tiene todos los ingredientes para causar el furor de los incondicionales del género y el interés, como obra de esmerada y efectiva escritura, de los amantes de la literatura sin más etiquetas. El malagueño se refiere a El libro de Ivo como "una pesadilla urbana", y ayer lo vistió de largo en la Fnac de Málaga.

En esencia, El libro de Ivo responde a la tragedia del hombre contemporáneo al ser una novela de horror, que no de terror. Y Cuadra se explica al respecto: "El terror surte sus efectos cuando el objeto que lo produce está ahí. Cuando el objeto desaparece, el terror desaparece. Uno puede temer la aparición de un perro rabioso, pero si lo ves por televisión ya no da miedo. El horror se experimenta cuando sabemos algo que habríamos preferido no saber. De eso no puedes huir". El autor afirma que lo más complicado de la escritura de El libro de IVO han sido, curiosamente, "las secciones más reales, sobre todo las de más acción. Es cierto que la arquitectura es compleja, pero ahí no tienes más que inventar; todo depende de ti".

Cuadra, que es profesor de Lengua y Literatura en Secundaria y Bachillerato, defiende la posición del género fantástico en igualdad de condiciones, mucho más allá de la subliteratura: "Resultaría muy complicado trazar una historia de la literatura del siglo XX sin la figura de Isaac Asimov, por ejemplo. Pero en España sobran prejuicios y desconocimiento".