Cultura

Locos por los tebeos

  • La editorial Planeta de Agostini rescata para el lector español los primeros números de la revista 'Mad', una de las instituciones del humor estadounidense

Alfred E. Neuman es un tipo sonriente, pelirrojo y con un diente de menos. Su aspecto de cretino integral le viene como anillo al dedo para su trabajo: Alfred es la imagen de marca de la revista Mad, la revista satírica más popular de los Estados Unidos. Mad se publica desde hace más de cincuenta años y es un referente popular de la cultura americana. La influencia de la publicación en el trabajo de muchos humoristas norteamericanos es más que palpable. Matt Groening, el creador de Los Simpson, ha comentado en numerosas ocasiones su devoción por Mad.

Mad es un magazine que combina cómics, textos y collages informáticos y fotográficos. Pero esto no siempre fue así. En sus inicios en la década de los 50, Mad era un comic book publicado por la editorial neoyorquina EC (especializada en cómics de suspense y terror). El propietario de EC, Bill Gaines, pensó que sería buena idea editar un tebeo humorístico dirigido a un público amplio. Para ello, recurrió a uno de los dibujantes de su compañía, Harvey Kurtzman. Kurtzman había demostrado tener buena mano para la caricatura, y poseía un especial sentido del humor. Gaines confiaba plenamente en sus artistas, y les daba libertad absoluta para editar los contenidos de sus cómics. Así que Kurtzman se enfrentaba ante una oportunidad de oro, sus ingresos aumentarían considerablemente y sabía que Gaines no interferiría en su trabajo.

Harvey se puso manos a la obra. Escribió varios guiones de historias cortas y con un marcado acento paródico. Reclutó a cuatro artistas de talento y en el verano de 1952 el cómic Mad estaba en todos los quioscos. Kurtzman escribía los chistes y se encargaba de elaborar un concienzudo story board como guía para sus dibujantes. Sin embargo, ante la reunión de verdaderos artistas que se habían congregado en las oficinas de EC, Kurtzman podía perfectamente haberse sentado en un cómodo sillón a esperar a que le llegaran las páginas. El póquer de ases de dibujantes del primer número de Mad era sencillamente espectacular: Wally Wood, John Severin, Jack Davis y Will Elder. Cuatro nombres que con el tiempo se convertirían en auténticas leyendas del cómic. Ya en su primer número, Mad dejaba bien claro cuáles serían sus principales señas de identidad. La parodia de géneros populares (el terror, la ciencia ficción, el género negro y el western), un lenguaje propio para establecer vínculos de complicidad con el lector (los personajes principales se llaman Melvin, invariablemente) y un humor urbano de marcado carácter judío. La publicidad bimestral del cómic permitía a Kurtzman mantener el ritmo de trabajo. Amparado por la patente de corso que le había ofrecido Gaines, Kurtzman y su equipo no dejaron títere con cabeza en los siguientes números.

El mismo Kurtzman dibujó algunas páginas de humor absurdo, y a la nómina de artistas se unieron dibujantes como Bernie Krigstein o Basil Wolverton. Finalmente, la revista adquiriría el formato magazine en su núnero 24, eludiendo así el código de censura interna que la propia industria de los tebeos había instaurado.

Planeta recopila en dos volúmenes esa etapa fundacional de Mad. Pero es una pena que un producto tan deseado por miles de aficionados durante años se haya editado con muy poco mimo, con un formato poco adecuado y una traducción lamentable. Seguramente Kurtzman se volvería loco si viera esta edición española.

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