Cultura

El Londro de lujo

  • El cantaor jerezano inaugura Carta Blanca, el sello discográfico creado por el cantaor catalán Miguel Poveda

El cantaor jerezano Londro, bien conocido por los aficionados al baile (Belén Maya, Antonio Canales, Joaquín Grilo o Sara Baras lo han visto militar en sus compañías) actualiza el legado flamenco tradicional con dos guitarras de la tierra de categoría, dispares y complementarias, Santiago Lara y Paco Cepero. Por ejemplo en la mariana, con estribillos masculinos y una media voz doliente, sentimental, tan característica de este intérprete. O la serrana, otro estilo muy poco habitual hoy, aquí acompañada de los frenéticos pies de Mercedes Ruiz. La actualización consiste en este caso en estilizar la melodía y exacerbar el ritmo de seguiriyas hasta el frenesí del baile contemporáneo. No en vano, El Londro, como Santiago Lara, se han baqueteado en el cante y la guitarra para el baile. Es uno de los mejores cortes del disco (¿quién lo iba a suponer, en un estilo tan anquilosado, podemos decir, en vías de desaparición?), también por el vibrante arreglo de guitarra y la falseta subsiguiente.

Los caracoles tampoco son de las cantiñas más habituales hoy del panorama cantaor, y es el bajo eléctrico lo que más eficacia le resta a las mismas en la versión que nos ofrece este disco. Eso sí, la voz y la guitarra se complementan en sentimentalismo e intimismo.

En la soleá el cantaor se muestra acompañado del toque rotundo de Paco Cepero, un clásico de la guitarra para el cante en los últimos 40 años, que proporciona un acompañamiento tradicional, obviamente, y que se sitúa en la antípoda del estilo de Lara. El Londro ofrece una interpretación correcta y doliente. La bulería es uno de los temas estrella en el repertorio de El Londro por el dominio rítmico característico del intérprete. Las melodías tradicionales jerezanas se combinan con otras de nuevo cuño. Y todo con una expresión muy sencilla, íntima, casi en un susurro, esto es, muy diferente de la que se considera tradicional en Jerez (obviando los Antonio Chacón y compañía). La petenera también se acerca a la canción flamenca merced al arreglo de bulerías por soleá, con palmas y jaleos, del que ha sido objeto.

Para los fandangos el cantaor jerezano ha decidido hacerse acompañar por el piano de Jesús Lavilla como contrapunto único de su voz, y dos poemas de Miguel Hernández como texto. Lavilla hace un arreglo romántico, soñador, que enlaza a la perfección con los presupuestos estéticos del Londro.

El homenaje del disco viene con la firma del estilo de Rafael Farina, del que adapta el Londro un tango porteño. La obra se cierra con una balada compuesta para este disco por Santiago Lara que, además de guitarrista, ejerce de productor de la obra. Una balada ligera tradicional con sus estribillos, sus coros y su bajo eléctrico.

Una producción exquisita a cargo de Santiago Lara, aunque tal vez algo convencional en la resolución musical, pero de sonido fresco y directo, envolvente.

Este es el primer disco de la nueva compañía Carta Blanca, que de esta manera presenta Miguel Poveda, en la que el joven cantaor catalán se propone dar cabida a toda una pléyade de jóvenes intérpretes que están en la plenitud de su creatividad y cuyo acceso a las grandes discográficas, si es que alguna queda, resulta vedado por la actual situación de crisis del sector. Larga vida a Carta Blanca.

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