Malaqa: perla medieval del Mediterráneo

historia

Una exposición comisariada por Virgilio Martínez Enamorado revisa en el Mupam el esplendor intelectual y científico de Málaga durante cinco siglos de dominación musulmana

Capiteles y frisos mediavales, en la exposición del Mupam.
Capiteles y frisos mediavales, en la exposición del Mupam.
Pablo Bujalance

Málaga, 15 de junio 2017 - 09:01

La primera madrasa o escuela coránica que contó al-Andalus (y la segunda que abrió sus puertas en Occidente, tras la de Ceuta) fue fundada en Málaga (justo al occidente de su Mezquita Mayor) en 1340 por el sufí Abu 'Abd Allah Muhammad al-Sahili al-Mu'amman, un pensador y religioso malagueño más conocido como al-Sahili y autor de una obra filosófica especialmente popular en su tiempo, la Bugyat al-Salik. Tras la Reconquista, el edificio acogió el primer Cabildo Municipal. Este episodio confirma la existencia de una amplia comunidad sufí (una rama mística del Islam) en la Málaga medieval pero, más aún, la posición referente de la ciudad como núcleo cultural en al-Andalus. Precisamente, una copia manuscrita de la Bugyat al-Salik puede contemplarse en la exposición Malaqa, ciudad del saber, que ayer se inauguró en el Museo del Patrimonio Municipal (Mupam) y que podrá visitarse hasta el 24 de septiembre. Su comisario, el arqueólogo, historiador y medievalista Virgilio Martínez Enamorado, señaló en la presentación que el objetivo de la propuesta es reflejar "el emporio científico e intelectual que anidó en Málaga durante cinco siglos"; es decir, servir en bandeja una imagen de la ciudad que, paradójicamente, desconocen no pocos malagueños en el presente.

Si la importancia comercial de Málaga en la Edad Media en virtud de su área portuaria ha quedado suficientemente divulgada, la intención de Martínez Enamorado es, por tanto, hacer extensiva esta trascendencia al ámbito del pensamiento, la literatura y el conocimiento científico. Para ello, la exposición reúne una selección de piezas arqueológicas (en su mayoría cerámicas, además de estelas funerarias, frisos, capiteles, zócalos y hasta gárgolas) procedentes de los Museos de Málaga, Antequera, Teba, Estepona y Villamartín. Buena parte de estos elementos se exponen ahora por primera vez, como una tinaja encontrada por unos pescadores en Estepona que contiene representaciones de unas arpías, las criaturas de la mitología griega, lo que, según el director del Mupam, Elías de Mateo, se corresponde con la tesis de que "el mundo musulmán sirvió de puente en la Edad Media entre las fuentes grecolatinas y el cristianismo mucho más allá de la filosofía aristotélica". La colección de objetos incluye también un compás en asombroso estado de conservación hallado en Espera (Cádiz). En cuanto a los documentos, destacan los manuscritos del libro del alfaquí de Cútar Muhammad Ibn al-Yayyar y un facsímil del Corán del siglo XII hallado en el mismo municipio en 2003, custodiado actualmente en el Archivo Histórico Provincial y posiblemente vinculado a la fábrica de coranes que existió en la capital malagueña en el mismo siglo. También son relevantes los documentos castellanos sobre las mezquitas de Málaga, procedentes del Archivo Municipal y el Archivo de la Catedral, con manuscritos fechados en septiembre de 1487, justo después de la Reconquista. El apartado bibliográfico presta especial atención, con la exhibición de varios volúmenes, a los arabistas que en el siglo XIX estudiaron las huellas andalusíes de Málaga, con Francisco Guillén Robles a la cabeza.

En su ambición didáctica, Malaqa, ciudad del saber presenta un listado de 260 sabios que nacieron o vivieron en Málaga durante la dominación musulmana, sobre todo entre los siglos XI y XV. Algunos han quedado inmortalizados para la ocasión en las ilustraciones realizadas por Antonio Laporte: es el caso de Ibn Gabirol, Ibn al-Jatib (nacido en Loja pero vinculado a Málaga durante muchos años), el botánico Ibn al-Baytar, el citado al-Sahili y el viajero Ibn al-Shayj, que llegó a Alejandría en el año 1165 y dejó para la historia una pormenorizada descripción del faro de la ciudad (incluido entre las siete maravillas del mundo antiguo por Antípatro de Sidón) que a la postre se hizo imprescindible tras los daños que sufrió el monumento a cuenta de los terremotos del siglo XIV y la definitiva desaparición de sus restos a finales del siglo XV. Pero este esplendor cultural también revela una determinada calidad social. El mismo Ibn al-Jatib escribió en el siglo XIV: "Los habitantes de esta ciudad tienen fama de caritativos [...], ofrecen de buena voluntad alimentos a quienes padecen hambre y ayudan al infortunado en su desgracia [...]. La malagueña joven sale a la calle sin velo, se adorna con lujosos brazaletes y es cosa lícita que se deja ver por los hombres". Málaga fue otra cosa. Quién lo diría.

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