Marbella despide al arquitecto Melvin Villaroel, aliado del turismo

Familiares y amigos rinden homenaje hoy en la iglesia de la Encarnación al artífice del Hotel Puente Romano y otras obras de la costa, que falleció en Houston hace unos días

El Hotel Puente Romano de Marbella, emblema del turismo y obra de Melvin Villarroel.
El Hotel Puente Romano de Marbella, emblema del turismo y obra de Melvin Villarroel.
Bárbara Rodríguez / Marbella

22 de octubre 2010 - 05:00

Melvin Villarroel (Bolivia, 1931-EEUU, 2010) llegó a Marbella cuando la ciudad comenzaba su verdadera expansión turística, allá por 1973. El príncipe Alfonso de Hohenlohe, impulsor del Marbella Club, quería para su nuevo proyecto, el hotel Puente Romano, una arquitectura diferente, que fuera capaz de unificar las comodidades de un cinco estrellas con las características de un pueblo blanco, que tan apreciadas eran por los extranjeros que comenzaban a llegar a la Costa.

Fue este hotel su primera obra en España, donde ya expresaba su combinación (que se convertiría en seña de su obra) de arquitectura y naturaleza, y que posteriormente ha significado que sea uno de los arquitectos más premiados en la Costa del Sol.

Villarroel, que falleció hace unos días en Houston, se declaraba "mediterráneo de corazón" y advertía que el litoral español estaba muy castigado por el desarrollo inmobiliario. "En las últimas décadas se ha proyecto y construido a lo loco, sin una concatenación coherente, sin intentar crear una unidad", advertía, y defendía "la necesidad de crear proyectos que contribuyan a embellecer los entornos". Por ello, destacan en sus diseños la combinación de la sofisticación y racionalidad de la tecnología y el diseño de la arquitectura del siglo XXI, con la tradición vernácula y origen del lugar en el que se ejecuta la obra. Marbella, donde ha residido la mayor parte de su vida, y Andalucía, son unos de los grandes focos culturales de Europa, África y el Medio Oriente, en donde más se practica la vida en el vacío; donde durante siglos se ha ocupado, vivido y disfrutado el espacio vacío.

En una entrevista afirmaba que "hay que satisfacer las necesidades del cliente y construir un edificio seguro, funcional, atractivo y económico conforme con la reglamentación urbanística. Pero un buen arquitecto sabe compaginar todas estas necesidades con la estética para enriquecer, no destruir, el entorno de esa zona". Muestra de ello son sus trabajos en la ciudad, donde destacaron los Jardines del Hotel Don Carlos, Marina del Puente, Alcazaba Beach, La Alzambra, Mansion Club, la remodelación del Marbella Club o el hotel Kempinski Bahía de Estepona. En España también dejó su impronta en otros importantes proyectos turísticos, como Marina del este en Granada, el Gran Hotel Abama de Tenerife o el Sheraton La Caleta. Gracias a su premiada urbanización Fair Lakes de Shangai (China), empezó a trabajar en el sudeste asiático.

Sus cuatro hijos han continuado con la tradición familiar y ahora trabajan en el estudio ubicado en su primera gran obra, el Puente Romano. Allí, arquitectura, urbanismo y paisajismo se dan la mano, en una tradición que permitió a Marbella conservar una edificación sosegada, apenas elevada, y que la diferenció de otras ciudades cercanas como Torremolinos o Benalmádena, y significó su entrada en la excelencia. Hoy, sus amigos y familiares le despiden con una misa en la iglesia de la Encarnación, que comenzará a las 12:00.

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