La artista Marifé de Triana, que recibió ayer en Málaga la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, aseguró que todo lo que ha conseguido durante su carrera ha sido "con la ayuda de Dios" y de maestros que le han hecho "coplas inconmensurables". "El mérito no es mío solo", dijo Marifé después de entregarle el galardón la ministra en funciones de Asuntos Exteriores y Cooperación, Trinidad Jiménez, en un acto que se convirtió en un improvisado homenaje con el cante de intérpretes como Antonio Cortés Chiquetete, Diana Navarro, Joana Jiménez, Erika Leiva y Marta Quintero y el baile de Paco Mora.

La tonadillera, de 75 años, recordó que empezó a trabajar con 11, y dos años después consiguió que le dieran el carné de artista y que la contrataran por primera vez el mismo día que se examinó. "Empecé primero por Galicia. Salíamos a cantar con un acordeón y una batería. Como era la niña, todo el mundo me compraba a mí las papeletas y estaba hasta las nueve de la mañana contando calderilla y con las manos negras como un tizón", relató la cantante. Los críticos llegaron a denominarla "la actriz de la canción", porque, como reconoció la propia artista, le gustaba cantar, pero le "gustaba más la interpretación".

"Es feo que yo lo diga, pero ahí están todas las críticas de España y de todo el mundo", afirmó Marifé, que recordó su paso por países como México, donde tuvo el "honor" de conocer a Manuel Benítez Carrasco, "un poeta como una catedral". "Por conocer a estas personas ya ha merecido la pena", subrayó la artista, que recordó cómo grabó su primer éxito, Torre de arena, en La Línea de la Concepción, donde actuó durante casi un mes, algo "impensable en aquella época".

"Esta Medalla al Mérito en el Trabajo estará siempre en mi corazón. Nunca he sido amiga de los trofeos y, pero esto me ha llegado al corazón", subrayó la cante.