Teatro Cánovas. Fecha: 10 de enero. Compañía: Laví e Bel. Creación y dirección: Emilio Goyanes. Reparto: Larisa Ramos, Antonio Leiva, Nerea Cordero, Javier Parra, Virginia Nölting, Piñaki Gómez. Músicos: Javier Viana, José María Pedraza, Miguel Pimentel. Aforo: Unas 80 personas.

Si en La barraca del zurdo contaba Emilio Goyanes la historia de un tiempo y un país a través de un lanzador de cuchillos y su familia, El tren de la lluvia significa en gran medida lo mismo, aunque el vehículo en esta ocasión es su propia compañía. Laví e Bel revisa algunos de los mejores números musicales de sus veinte años de trayectoria, añade algunas salsas y el resultado es, sí, un viaje a las últimas dos décadas, culminadas con esta época de locos. Desde un despiste al volante que conduce al último desfile militar de la RDA hasta los desahucios, la vida es un suspiro. Goyanes, armado con un micrófono y sentado en la cima de la escena, pide optimismo. Los suyos hacen lo que mejor saben: cantan, bailan, sufren, gozan, ríen, lloran. Lo mejor de este popurrí de Laví e Bel es lo más propiamente Laví e Bel, lo que menos se aparta del cabaret, la redonda reválida del Cabaret Caracol (genial Javier Parra en su traducción simultánea) y la chirigótica declaración de intenciones. Las memorias particulares, con un impagable Piñaki Gómez, saben agridulces: hasta qué punto inventamos lo que creemos haber vivido, se preguntaba Cesare Pavese. Pero no importa, al cabo, mientras Virginia Nölting cante así de bien.