Cultura

Mujeres iraníes

Drama, Ale-Aus-Fra-Ita, 2009, 95 min. Dirección: Shirin Neshat. Guión: S. N., a partir de la novela de Shahrnoush Parsipour. Fotografía: Martin Gschlacht. Música: Ryuichi Sakamoto. Intérpretes: Pegah Ferydoni, Arita Shahrzad, Shabnam Toloui, Orsolya Tóth, Mehdi Moinzadeh. Cines: Albéniz

El lugar y la identidad de la mujer en la sociedad y la cultura iraníes es el tema central en la obra de la artista visual afincada en Estados Unidos Shirin Neshat, cuyas fotografías y videoinstalaciones gozan de reconocido prestigio internacional.

Su trabajo con el vídeo podía hacer pensar que más tarde o más temprano acabaría dando el salto al cine, de la misma manera que sus formas poéticas y experimentales hacían presagiar que este trasvase no iba a implicar necesariamente un abrazo de la narración o la estética del cine convencional.

Era, por tanto, previsible, este desembarco con toques de realismo mágico con el que debuta en Women without men, cinta que, tras su paso (donde consiguió el León de Plata) por el festival de Venecia de 2009, se estrena ahora como muestra de esa mirada diferencial capaz de comunicar la historia, a saber, los acontecimientos que rodearon el golpe de Estado que acabaría con la era democrática de Muhammad Mossadeq en el Irán en 1953, con un presente de libertades cercenadas (que conocemos, en otras cosas, gracias al cine de Kiarostami, Panahi, Farhadi o Satrapi) a través de una fábula de altos vuelos líricos y sugerentes e hipnóticos ambientes protagonizada por cuatro mujeres que encarnan y simbolizan diferentes variantes y estratos sociales de la condición femenina iraní.

Aquejada de un esteticismo no siempre controlado, Women without men se mueve a duras penas por un territorio en el que lo íntimo, la dialéctica de género, lo onírico y la reconstrucción histórica en clave melodramática no terminan de casar del todo en una cadencia o una musicalidad propia, por más que el trabajo visual sea, por momentos, deslumbrante, o que la elegíaca banda sonora de Sakamoto venga a poner la guinda del pedigrí a una operación que peca de esa pretenciosidad del arte y ensayo de otros tiempos.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios