Cultura

El Museo Joaquín Peinado devuelve su espacio a Picasso

  • El equipamiento rondeño reable la sala dedicada al malagueño e incorpora 38 piezas de la 'Suite Vollard'

El Museo Unicaja Joaquín Peinado de Ronda (Málaga) ha reabierto la sala dedicada de forma permanente a la figura de Pablo Ruiz Picasso con nuevas obras pertenecientes a la colección de Unicaja. En principio, la exposición estaba formada por un total de once obras, ocho grabados y tres cerámicas de diferentes épocas. Ahora se ha incrementado en 38 estampas de la colección Suite Vollard, hasta un total de 49, tal y como confirmaron ayer fuentes de la Fundación Unicaja, también responsable del museo.

Las obras regresan a la institución museística y cultural de Ronda de forma definitiva tras su itinerancia por diversas capitales y ciudades andaluzas. Por ello, la sala que ocupa la colección permanente, Artista invitado, que lleva incluido el título de Picasso. Ceramista y grabador, ha sido rediseñada, ampliada y acondicionada especialmente, de forma que los visitantes puedan acercarse a la creación del pintor malagueño, así como para enlazar sus motivos e inspiraciones con las creaciones de Joaquín Peinado, que tuvo en Picasso una de sus principales influencias. Entre las piezas que se pueden ver destacan grabados como Mujer torero I, Naturaleza muerta con sandía y Mosquetero, además de cerámicas como Paloma sobre lecho de paja y Cara atormentada de Fauno. De la misma forma, se ubica una selección de 38 estampas de Suite Vollard, una colección creada por Picasso en 1939 por encargo del marchante Ambroise Vollard.

El artista malagueño se interesó por las producciones cerámicas desde su infancia, durante la cual llegó a pintar al óleo sobre algunos objetos domésticos. Asimismo, allá por 1900, se enfrentó al arte de modelar y decorar el barro tras admirar las creaciones del ceramista y orfebre vasco Francisco Durrio. El interés no cesó, pero las circunstancias propicias para que sus trabajos en barro cobraran un sentido más continuo y global tendrían que esperar al otoño de 1947, en la localidad francesa de Vallauris. Ahora, sus obras nutren su espacio propio en Ronda.

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