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El Museo Jorge Rando celebra su sexto aniversario en plena ejecución de su ampliación

  • Las obras continúan en el centro, que reabrirá sus puertas con 400 metros cuadrados incorporados para sus actividades expositivas y culturales

Una visita del alcalde, Francisco de la Torre, a las obras de ampliación del centro.

Una visita del alcalde, Francisco de la Torre, a las obras de ampliación del centro. / Museo Jorge Rando

Fue el 28 de mayo de 2014 cuando abrió sus puertas en el corazón del popular barrio del Molinillo, lejos de la milla de oro de los museos malagueños, el Museo Jorge Rando, reivindicado entonces (y todavía) como la única institución artística española consagrada al expresionismo. Quizá, sin embargo, constituía una novedad aún mayor la posibilidad de visitar un museo dedicado a un artista vivo, su principal impulsor y titular, un artista malagueño de singularidad rabiosa y con una proyección internacional (Rando ha sido el primer pintor español condecorado con el Premio Ernst Barlach en Alemania y el primer artista occidental invitado a exponer su obra en el Museo Memorial de Qi Baishi y en el Sichuan Art Museum de China) que servía de poderosa garantía para la singladura del proyecto. Eso sí, además de la obra de Jorge Rando, los visitantes han podido disfrutar en sus salas propuestas de otros artistas como los citados Ernst Barlach y Qi Baishi, además de popes de la talla de Henry Moore, en un total de nueve exposiciones temporales que, unidas a las dieciocho consagradas a la obra de Rando, conforman el relato de estos seis años. El Museo Jorge Rando celebra así este jueves su sexto aniversario y lo hace cerrado, pero no por la crisis sanitaria del coronavirus, sino por obras: las que corresponden a su deseada ampliación y que incorporarán 400 metros cuadrados a los 700 ya disponibles para sus actividades artísticas y culturales. Fuentes del mismo museo señalaron este miércoles que, en cuanto las obras concluyan (lo que sucederá en las próximas semanas), el Museo Jorge Rando abrirá sus puertas con sus flamantes nuevas instalaciones.

Jorge Rando, en su museo. Jorge Rando, en su museo.

Jorge Rando, en su museo. / Javier Albiñana (Málaga)

Y lo hará con su voluntad de servicio público y el empeño, acuñado por el mismo Jorge Rando desde el principio, de ejercer de "sala de estar del arte en Málaga". Siempre con entrada libre y gratuita, el Museo Jorge Rando permite a sus visitantes ver exposiciones pero también consultar los volúmenes de su biblioteca (con una jugosa selección de títulos de arte y filosofía), ver películas (con una notable inclinación al cine expresionista alemán, por razones obvias, si bien la programación es amplia y diversa), participar en recitales poéticos, asistir a conferencias, disfrutar conciertos o simplemente dejarse conquistar por la conventual hermosura de su patio central, donde también es posible acudir los fines de semana a algún mercadillo. En estos seis años, la implicación del museo en la vida del barrio, uno de los últimos reductos de la memoria popular de Málaga, ha sido fundamental hasta recuperarla y transformarla de manera notable. No menos reseñable es la vocación del centro en lo relativo a la formación, con sus talleres disponibles para artistas y los proyectos internacionales de los que se benefician los alumnos de la Escuela Randoriana.

"Contrario al yugo de valorar al museo por cifras, su filosofía se sustenta en no contabilizar a los visitantes sino en demostrar su legitimidad", afirman sus responsables, con su directora, Vanesa Díez, al frente. Del beneficio social y cultural que Málaga ha extraído del Museo Jorge Rando, fuera de la feroz dependencia del turismo y sus efectos gentrificadores, quedan pocas dudas. Así que habrá que brindar por otros muchos años. Con más museo, más arte y más barrio.

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