Ovidio ilustrado, del siglo XVI a Picasso

Una 'metamorfosis' de Picasso.
Una 'metamorfosis' de Picasso.

20 de septiembre 2015 - 05:00

MUESTRAS como la de la sala de exposiciones de la Fundación Picasso (Plaza de la Merced, 13) se encargan de recordar que el grabado fue un firme aliado ilustrado del relato. Una treintena de aguafuertes que Pablo Picasso grabó en 1930 para la edición que Albert Skira impulsó de Las Metamorfosis de Ovidio forman parte de Picasso. Las Metamorfosis de Ovidio y el libro ilustrado. Cinco siglos de relatos a través del grabado. No se trata, sin embargo, de un encuentro del malagueño con los mitos y con el espectador del siglo XXI: su Caída de Faetón contra el carro del sol conversa de tú a tú con la visión de Giacomo Franco del malogrado hijo del Sol (en un aguafuerte de 1585). La exposición, en cartel hasta el 4 de octubre, realiza un recorrido de cinco siglos mediante ediciones realizadas con técnicas que iban del grabado en relieve (xilografía) a métodos directos (buril). Picasso se sirve del aguafuerte sobre cobre para interpretar fragmentos seleccionados por Skira, y somete al mito a un esquematismo de formas desnudas, con momentos bellos como el abrazo del dios envolvente en Los amores de Júpiter y Sémele (la madre de un tal Baco). Observamos, en el zizagueo de una sala que peca de oscuridad, la evolución de estampados desde el siglo XVI hasta el siglo XIX, con los protagonistas de la mitología clásica cambiantes: ahí está la versión dieciochesca de Píramo y Tisbe que ofrece Vincenzo Vangelisti (1760-1766). Picasso exhibe sus cuerpos amontonados en lo que parece una orgía mitológica de carne (Muerte de Orfeo), si bien es en los encabezamientos de cada poema -el plato fuerte de la exposición- donde el artista suspende la narración para regalarnos ejercicios de estilo como el de las Cuatro mujeres huyendo que encabezan el libro décimo.

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