Cultura

Paseíllo familiar para un museo

  • Carmen Thyssen y el alcalde firmaron ayer la constitución de la fundación que gestionará la pinacoteca del palacio Villalón · La mentora citó a Zurbarán y Sorolla entre los pintores cuya obra se podrá ver en Málaga

¿Quién dice que la cultura es aburrida? El encuentro propiciado ayer para la firma de la constitución de la fundación que gestionará el Museo Carmen Thyssen en el palacio Villalón, celebrada en el mismo inmueble de calle Compañía, provocó uno de los episodios más significativos en lo que va de año en cuanto a tirón popular. Lo que iba a ser un sencillo desplazamiento entre la mentora y primera impulsora del museo, la baronesa Carmen Thyssen, y el alcalde, Francisco de la Torre, por calle Larios y la Plaza de la Constitución hasta el citado palacio, se convirtió en una verdadera comidilla para decenas de curiosos armados de teléfonos móviles cuando, junto a la coleccionista, aparecieron su hijo, Borja Thyssen, y su nuera, Blanca Cuesta, que compartieron protagonismo con todos los honores. Ante semejante reclamo, el desfile convocó, desde su mismo arranque en la Plaza de la Marina, a todo tipo de perseguidores del famoseo, que no dudaban en alabar los encantos galantes de Borja Thyssen a voz en grito y pretendían compartir la atención del nutrido grupo de fotógrafos de prensa. A las 18:00 amenazaba con llover y algunas gotas cayeron, pero nada aguó lo que se convirtió en una fiesta popular a la que sólo faltó una banda de música por pasodobles. Algún puesto de chucherías adoptó las pertinentes posiciones estratégicas para aprovechar la riada, pues el cortejo pasó pronto a incluir a cientos. No hubo ventana sin su correspondiente cabeza, igual que cuando procesiona El Rescate. También algunas sillas ya dispuestas para las procesiones sirvieron de privilegiados balcones a no pocos mirones, ante el estupor de algunos turistas alemanas que disparaban sus flashes por si acaso. Ya al final del trayecto, quienes formaban parte de la comitiva por motivos profesionales cayeron en la cuenta de que allí se había ido a cubrir la firma para la puesta en marcha de la fundación, aunque todavía dentro del edificio en pleno proceso de restauración algunas señoras se empeñaban en hacer notar a Borja Thyssen y Blanca Cuesta la buena pareja que hacen, "pero qué guapos sois los dos".

Finalmente, después de que los fervores lograran apaciguarse, la firma que confirmaba la creación de la fundación (agente imprescindible para que los cuadros cedidos por Carmen Thyssen puedan llegar a Málaga) se produjo ante notario y con la presencia de los miembros del patronato: Teresa Sauret, Tomás Llorens y Guillermo Solana. La esperada rúbrica llegaba con más de un año de retraso, después de que el propio alcalde fijara como primera fecha para la misma el final del verano de 2007 y posteriormente la pospusiera a enero de 2008. Por lo demás, muchas novedades no se contaron: De la Torre recordó que el futuro museo se extenderá por el solar adquirido en calle San Telmo y en el área de los edificios colindantes, también expropiados para tal fin, hasta conformar un espacio total de 7.000 metros cuadrados (actuación contemplada en la segunda fase de las obras, que comenzarán próximamente con un presupuesto de más de once millones de euros). Thyssen, por su parte, preguntada por la autoría de los más de 200 cuadros de su colección (cedidos hasta 2025) que podrán verse en Málaga, se limitó a citar algunos nombres como Zurbarán, Zuloaga, Sorolla y Regoyos y recordó que, en coordinación con el Museo Thyssen de Madrid, se organizarán en Málaga exposiciones temporales; en este sentido se refirió a los maestros impresionistas franceses, como Degas y Gauguin. Precisamente, la oposición municipal criticó que se constituyera la fundación sin que se diera a conocer la lista completa de cuadros.

Posteriormente se procedió al simbólico acto de puesta de la primera piedra, en el que participaron el alcalde, Carmen Thyssen, Borja Thyssen (su actuación con la pala fue especialmente jaleada por las incondicionales de antes) y el resto de patronos, autoridades e impulsores del proyecto. La misma piedra vino a completar en realidad el primer tramo de la restauración del edificio del siglo XVI, exponente de la transición de la Málaga nazarí a la cristiana, según había recordado momentos antes el propio alcalde. Los trabajos, cuyo coste total asciende a dos millones de euros, ya han dejado un hermoso patio de luces decorado con columnas de mármol y un bello recorrido por las salas situadas la primera planta, en una de las cuales se escenificó la concurrida y aplaudida firma. Allí pudo admirarse el artesonado original, ya recuperado en su totalidad gracias a una inversión de 600.000 euros.

Pero no todo estaba dicho todavía. Ya por la noche, Carmen Thyssen fue agasajada en el Ayuntamiento con una recepción especial en la que participaron numerosos representantes de la vida cultural, política y empresarial malagueña. Mientras se celebraba el encuentro, el alcalde tomó de nuevo la iniciativa y anunció que una de las plazas que conforman la calle Compañía, justo al lado del futuro museo, llevará el nombre de Carmen Thyssen, coronada de esta forma como albacea y primera mecenas cultural de Málaga. De hecho, a modo de bautismo, el actor Antonio Banderas, que había sido invitado a la recepción y que pasa actualmente unos días en la ciudad hasta después del Festival de Cine, entregó personalmente la correspondiente placa a la baronesa.

Falta saber, finalmente, lo más importante: qué cuadros harán que valga la pena tanto esfuerzo. La lista bien valdrá un paseíllo.

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