"La Picassiana tendrá a las mujeres como protagonistas"

Forjado como torero, ilustrado como artista, el francés Loren Pallatier es el artífice de la Picassiana de Málaga. Su diseño del 2014 reflejando la etapa azul del pintor malagueño, con los ojos de Picasso y los minotauros, que este año vuelven a aparecer, fueron la superación del festejo del 2013 en el que se hacía referencia a la etapa rosa. Este 2015 aspira a ser la continuación, con un toque más cálido y un claro homenaje a la mujer. El festejo además cuenta con un cartel de relumbrón, con la encerrona de la figura del toreo Alejandro Talavante que lidiará toros de distintas ganaderías. Estamos citados en su casa y durante entrevista le llaman desde la empresa de la plaza de toros y por parte del propio matador también. La presentación oficial será el próximo lunes y la preparación de los detalles está en el orden del día. Precisamente, Loren viene de realizar las primeras pruebas en el ruedo de La Malagueta.

-Hemos tenido la etapa rosa de Picasso, la etapa azul, ¿qué nos toca este año 2015?

-Este año, para dar un seguimiento al año pasado, están los minotauros, pero acompañados de mujeres, como los que creó el maestro Picasso. Los primeros que hizo fueron minotauros brindando o en escenas eróticas con mujeres. Entonces completan y son protagonistas este año las mujeres. En este caso mujeres de los años 20 que podían haber sido contemporáneas incluso del maestro Picasso.

-¿Entonces, cuáles serán los colores predominantes?

-Este año son colores calientes. De los rojos, morados al blanco, pasando por toda la gama de naranjas y amarillos. Los únicos puntos de referencia de colores fríos son los minotauros que van detrás de las mujeres.

-El año pasado fue una sorpresa y un impacto visual para todos.

-Sí, yo pensaba que el primer año que se recuperaba la Picassiana había que hacer algo muy impactante; entonces, aunque no pude pintar como yo deseaba el albero del ruedo de azul, como el mar, un color mediterráneo, sí le pude dar color a las barreras. Entonces esto se sumergió en un mar de azul que creó una especie de momento mágico y totalmente inédito en una plaza de toros. Colores fríos y esa mirada de Picasso tan fuerte a través de varias edades. La verdad es que para los matadores era bastante impresionante, incluso acojonante, se podría decir.

-Es difícil sacarle la personalidad a la Picassiana a través de Picasso y usted lo ha conseguido.

-Yo creo que Picasso tiene una relación conmigo. Hemos hecho el camino inverso él y yo. Él se expatrió a Francia para ser pintor y yo me expatrié a España para ser torero. Yo soy de París, me vine a Málaga y creo que así es muy sencillo de entender. Yo a Picasso lo respeto al máximo. Tardé en entender, mucho, durante años, el cubismo, y cada vez me acerco más al abstracto. Me gusta. Dijo Picasso que había tardado 70 años en volver a pintar como un niño, pues yo estoy en una fase, por ejemplo en mis dibujos, que estoy intentando pintar con la mano izquierda para que toda la fuerza que tenga como dibujante se quede y la perfección no esté. Hacer una obra nueva. Un poco como el maestro.

-Ha dicho que vino a España para ser torero, pero ha establecido su residencia en Málaga, ¿por qué Málaga?

-Yo he vivido 35 años en Sevilla y estaba bien. Me di cuenta de que me enamoré de la tauromaquia en un sitio mediterráneo, en Cataluña -que me duele mucho, muchísimo, nunca creo que perdonaré-, en Tarragona y en Barcelona. Me acuerdo de estos carteles multicolores, los coches con los altavoces, los aviones: Palomo Linares, Dámaso González, Antonio José Galán, pasando por la playa. Una mañana en la playa, ni sombra de miedo, muerto, lo que me di cuenta que era la tauromaquia mucho más tarde. Tiene además para mí la nostalgia de la adolescencia, los primeros placeres, de todo lo que uno echa de menos cuando envejece. Tengo un barco de vela, soy monitor de vela y estoy aquí al lado. Curiosamente, cuando dejé de ser torero el saber torear me ayudó muchísimo a navegar, izar las velas, para orientarme con el viento, y enseguida estuve muy bien en regatas. Me decía la gente: "Pero si tú nunca has navegado", y yo: "No, pero he cogido mucho el capote y él te enseña instintivamente a ponerte de espaldas al viento para que se despliegue bien".

-¿Esas son tus fuentes de inspiración, el mar, la vela, el toreo?

-Sí, el toreo de salón es lo que más tiene que ver con la toreografía y la toreografía no es para mí, es una puesta en escena para los matadores y eso hay que dejarlo para las nuevas generaciones y los jóvenes matadores. Muchos ya se nos han escapado, Ordóñez, Manolete, Belmonte, Joselito El Gallo, esto ya no puede ser.

-¿En qué consiste la toreografía?

-La toreografía es el pincel del torero, la caligrafía, la escritura del torero. Se unta la muleta en forma de pincel sin ayuda entinta o en pintura y sobre varios soportes se va toreando de salón. Más o menos despacio, pulseando, algunos torean en redondo, algunos en línea recta. Luego, como muchas veces se hace en forma de performance la gente participa y está tan contenta de ver cerca a un torero. Algunos hacen como si fueran a salpicar a la gente, otros son muy serios. Luego es imposible decir si ésta es de José Tomás, ésta es de El Juli o de Manolo Vázquez.

-Además, tiene usted un proyecto con la legendaria ganadería de Miura. Cuéntenos.

-Estamos haciendo un libro homenaje a Miura, con Zocato. Se llama Un toro, un libro. Se han comprado unas 70 pieles de toros de Miura para su encuadernación y es un libro que pesa 25 kilos, mide 80 centímetros de alto, pesa una barbaridad y es el rey de la biblioteca, por su precio también (risas). Lleva el hierro de Miura de cada toro, y dentro lleva un trozo de traje de luces de varios matadores como Jaime Ostos, El Fundi, Padilla y otros. Es una obra referente porque Antonio y Eduardo -Miura- sacaron de su fototeca particular, de la de Zahariche, fotos inéditas que nunca se habían visto. Son fotos principalmente en blanco y negro y sepia.