La presencia policial, la acumulación de invitados, la cola de medios de comunicación, unos 250 periodistas acreditados y la llegada de autoridades, siempre seguidas por las miradas curiosas, daban cuenta de que el de ayer en el Cubo no era un acto cualquiera. "Hoy somos testigos de uno de los acontecimientos culturales del año en nuestro país", dijo el presidente Mariano Rajoy en su intervención, poco antes de descubrir la placa conmemorativa junto a la ministra de Cultura de Francia, Fleur Pellerin, el presidente del Centro Pompidou, Alain Seban, y el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre. "La oferta cultural de Málaga es una seña de su nueva identidad como ciudad del conocimiento y la innovación creativa", comentó el presidente del Gobierno.

Mariano Rajoy destacó que la ciudad cuenta ya con más de treinta centros o iniciativas culturales y "el Pompidou de Málaga, con casi un centenar de obras seleccionadas de los impresionantes fondos de la pinacoteca y la programación anual de varias exposiciones de su colección, completa la oferta cultural de la ciudad, consolida su internacionalización y proyecta con mucha fuerza la imagen de Málaga en Europa y el mundo". Este proyecto, subrayó el presidente, se ha conjugado el afán de internacionalización del conocimiento de una de las instituciones de arte contemporáneo y moderno más importante del mundo con "el dinamismo y la ambición de toda una ciudad que en numerosas ocasiones se ha situado en la vanguardia de nuestra historia".

El presidente del Gobierno quiso poner a Málaga como ejemplo del "gran avance" experimentado en todos los sectores en los últimos años y afirmó estar "absolutamente convencido de que seguirá siendo una punta de lanza del actual crecimiento económico y social de España". Y quiso ayer que el Pompidou fuese su metáfora de que lo malo está pasando y lo bueno por llegar es simplementen un futuro esperanzador.

La ministra de Cultura de Francia, Fleur Pellerin, cuyas primeras palabras estuvieron dedicadas a las víctimas de la tragedia aérea del pasado martes, destacó la nueva página de cooperación cultural franco española abierta tras la puesta en marcha del Museo Picasso hace más de una década. "Málaga es la capital cultural del sur de la península, uno de los destinos turísticos principales y este centro es una buena apuesta para los próximos cinco años", afirmó y la bautizó como una "aventura museística es muy audaz e innovadora".

El de ayer fue el último acto de Alain Seban como presidente del Centro Pompidou -cuyo cargo deja el lunes-. "Ahora que acaba mi mandato no podría alegrarme más que inaugurar en Málaga la primera instalación duradera del centro en el extranjero, el primer Centro Pompidou provisional, laboratorio y escaparate de un concepto que tenderá a desarrollarse en Francia y en el mundo", explicó a periodistas e invitados que aguantaban como podían el calor sofocante con el que la ciudad quiso recibir un sábado prácticamente veraniego. "Se trata de un concepto sencillo, fuerte y estratégico, poner la imagen, la colección y los conocimientos del equipo del Centro Pompidou al servicio de grandes proyectos de desarrollo cultural como el de la ciudad de Málaga, que apuesta por los museos con determinación y éxito para reforzar su atractivo e imagen", agregó Seban.

Pero el presidente del Centro Pompidou, con el dedo en la llaga, quiso dejar clara la temporalidad de la iniciativa que ayer se vio finalmente materializada. "Estos proyectos tienen, por su naturaleza, una duración limitada, ya que el Pompidou debe de seguir siendo ágil para mostrar su colección tan ampliamente como sea posible". El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, también abordó el asunto en su discurso inaugural, en el que agradeció a todos los que obraron "el milagro" de recibir un edificio en agosto y convertirlo en un gran espacio expositivo en poco más de medio año.

"Este proyecto se abre por cinco años prorrogable por otros cinco y tengo una gran confianza en la respuesta de los visitantes de Málaga, del público y los creadores malagueños y andaluces y en las posibilidades de más presencia en el tiempo", matizó Francisco de la Torre. "En cualquier caso, es una magnífica palanca para el desarrollo de la ciudad", consideró el alcalde, orgulloso de ver cómo Málaga "fortalece su oferta cultural, su atractivo turístico y su capacidad de ser cada vez más una ciudad innovadora, inteligente, capaz de atraer y retener talento y de estar posicionada en un buen lugar para la competitividad de ciudades europeas e incluso a escala mundial".

Tras los discursos se abrió el centro a los centenares de invitados. Algunos tuvieron que esperar más de hora y media de pie para poder bajar por las amplias escaleras que dan paso a la colección. En ese rato hubo tiempo para la charla distendida entre directores de medios de comunicación, para el cambio de impresiones de responsables de instituciones culturales, para los encuentros de creadores, de periodistas, para presentaciones y miradas furtivas a los rostros más conocidos. La sutileza se convirtió en descaro cuando llegó Antonio Banderas y todos los objetivos se posaron en él sin contemplaciones. Se fotografió con la baronesa Thyssen, con Braulio Medel, con Rajoy, con la ministra francesa y supo, como siempre, mantener la sonrisa de esa Málaga "acogedora y hospitalaria" que parece llevar siempre prendida.