Los Premios Max celebran el talento de Rocío Molina y Ángel Ruiz
La bailaora malagueña se llevó ayer el galardón a la mejor intérprete femenina de danza
A estas alturas, ver a Rocío Molina con un Premio Max a cuestas constituye ya una cierta costumbre. Y para no romper la tradición, la bailaora malagueña volvió a ser protagonista de la gala celebrada ayer en Valencia a cuenta de su último espectáculo, Caída del cielo, verdadera reinvención del flamenco en sus órdenes más contemporáneos que ha puesto al público boca abajo allá donde se ha representado (en Málaga, como siempre, habrá que armarse con un poquito de paciencia; demasiado que los aficionados pudieron ver a Rocío Molina el año pasado en el Teatro Cervantes, aunque con otro espectáculo) y con el que la artista ganó ayer el Max a la mejor intérprete femenina de danza (además de otras manzanas que fueron a parar a manos de su compañía). Para llevárselo, eso sí, tuvo que arrebatárselo a otra malagueña, Luz Arcas, que optaba al galardón en la misma categoría por su fabuloso montaje Kaspar Hauser. El huérfano de Europa, producción de La Phármaco que sí pudo verse en el Teatro Echegaray en 2016. Eso sí, la escena malagueña tuvo oportunidad de encontrar más regocijo en el Max al mejor actor protagonista concedido a Ángel Ruiz por Miguel de Molina al desnudo, espectáculo producido por Jorge Javier Vázquez que tuvo su estreno absoluto en el mismo Teatro Echegaray. Aunque nacido en Pamplona, Ruiz se formó como intérprete en la Escuela Superior de Arte Dramático de Málaga y su trabajo permanece poderosamente vinculado al ambiente teatral de la ciudad.
Por lo demás, El Espejo Negro, la compañía malagueña de Ángel Calvente, se quedó sin tercer Max y con regusto a miel en los labios después de que su prodigioso Óscar, el niño dormido no se impusiera en la candidatura al mejor espectáculo infantil o familiar. Al cierre de esta edición, Nuria Mencía ganó el Max a mejor actriz protagonista por su trabajo en La respiración de Alfredo Sanzol, mientras que el premio a la mejor actriz de reparto correspondió a Ainhoa Santamaría por La estupidez, la obra de la compañía Feelgood, en la que milita el malagueño Fran Perea. Paco Ochoa ganó el premio al mejor actor de reparto por El laberinto mágico y Manuel Liñán se llevó el Max al mejor intérprete masculino de danza por Reversible. La compañía Ron Lalá obtuvo el galardón al mejor espectáculo musical por su deliciosa Cervantina (representada recientemente en el Centro Cultural Provincial de Málaga) y la compañía Kukai Dantza ganó los premios al mejor espectáculo de danza y al mejor elenco por Oskara. Tal y como estaba previsto, Salvador Távora recibió el Max honorífico en uno de los momentos más emocionantes del evento celebrado en el Palau de les Arts.
La gala, dirigida por Joan Font, miembro fundador de Els Comediants y especialmente vinculando en los últimos años al teatro andaluz, contó con la presentación de Ana Morgade y brindó, como también es tradición, no pocos momentos de corte reivindicativo. Uno de los más calientes vino de la mano de la presidenta de la Fundación SGAE (organizadora de los Premios), Inés París: "Si Esperanza Aguirre nos hubiera escuchado hace veinte años, tal vez nos habríamos ahorrado otros tantos de precariedad". Arriba el telón.
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