James 0'Barr. Dibujante de cómic

"Quise aplicar en el papel la justicia que en el mundo real no existía"

  • El creador de 'El Cuervo' ofrece una entrevista a 'Málaga Hoy' con motivo de su presencia en ImaginaMálaga 2015, que celebra su nueva edición desde hoy hasta el próximo domingo

En 1978, un joven James O'Barr le pedía a su novia que fuera a buscarle en coche ya que él no había pagado la renovación del seguro y no quería exponerse a una multa. Minutos después se enteraba de que un conductor borracho había atropellado a su prometida mientras caminaba hacia el vehículo. La joven murió en el acto. El conductor salió de la cárcel a los seis meses. James O'Barr quedó marcado de por vida.

La semana en la que la novia del autor fallecía en Detroit, una pareja era asesinada en la misma ciudad. El móvil del asesino, al que nunca hallaron, fue robarles un anillo de compromiso por valor de 30 dólares. Ambos sucesos sirvieron de ingrediente para crear El Cuervo, un relato en forma de cómic que cuenta la historia de Eric Draven, un joven que es asesinado junto a su novia Shelly por unos delincuentes, guardando como último recuerdo la violación de su pareja a manos de estos. Un año después, Draven vuelve a la vida acompañado de un misterioso cuervo que le incita vengarse de los asesinos.

Tras lo sucedido en la vida real, y sin motivación por vivir, James O'Barr se alistó en el ejército y fue destinado a Berlín, donde comenzó a idear el cómic. "Busqué aplicar justicia en el papel, una justicia que en el mundo real no existía. Mi intención, como la del protagonista, era buscar la redención por un suceso del que me sentía en gran parte culpable, pero no lo conseguí. De hecho, se convirtió más bien en un proceso de autodestrucción, ya que no paraba de profundizar en la herida. Incluso llevé durante 20 años en la cartera el recorte del periódico en el que aparecía el accidente de mi novia, hasta que el papel se deshizo."

Al preguntarle sobre cómo se gestó el personaje, O'Barr comenta: "la idea surgió porque poco después del fallecimiento de mi novia viajé a Londres y allí, en un teatro, vi que en lugar de las dos máscaras clásicas, había tres: comedia, tragedia e ironía. Fue esta tercera máscara la que me dio la idea del rostro de El Cuervo. Me parecía irónico utilizar un personaje con una cara sonriente pese a estar rodeado de muerte".

El cuervo es un animal que siempre ha estado rodeado de un halo de misterio, como bien supo narrar Edgar Allan Poe en su obra. James O'Barr explica que aunque era un gran seguidor del poeta, no cayó en la similitud con la obra de este hasta años después. "Los cuervos son carroñeros y se alimentan de cuerpos muertos. En mi historia, El Cuervo se alimenta de la muerte de sus víctimas."

En un periodo en el que los cómics independientes están empezando a despuntar, O'Barr incita a los autores a utilizar el medio como un método de plasmación de sus sentimientos. "De eso se trata el arte, de tener una conexión y de no tener miedo a exhibirte. Se trata de pasión y de mostrar algo, además de conectar con otras personas, pero no de crear algo que sea técnicamente bueno".

Quienes hayan leído El Cuervo, se habrán percatado de que el estilo de la obra varía constantemente a lo largo de las páginas. Su autor comenta que esto ha sido creado de forma deliberada con el fin de evocar sentimientos. Las partes en las que impera la violencia están realizas mediante la técnica del claro-oscuro, mientras que las escenas en las que se puede apreciar la relación de Eric y Shelly, el dibujo es mucho más suave, evocando a la paz y al sosiego.

James O'Barr no es un autor que haga uso de tecnología a la hora de realizar su trabajo, de hecho se muestra bastante escéptico a su utilización. Lejos de ser algo poético, la razón real es más bien conservadora. "Me gusta saber que todo lo que hay en una página lo he puesto yo, tanto las letras como el sombreado. Haber sido yo quien haya elegido cómo disponer cada cosa y saber cuál va a ser el resultado final. Para mí, la diversión a la hora de dibujar está en plasmar el trazo sobre el papel".

Al autor de El Cuervo aún le sorprende ver cómo la obra que creó, que pensó que apenas tendría éxito, ha alcanzado ya la venta de más de un millón de copias y la traducción a 13 idiomas. Aun así, pese a que su historia ha sido y será nuevamente adaptada a la gran pantalla, cree que los cómics actuales se han convertido en storyboards de las películas, siendo creados con el fin de ser explotados en el cine.

A pesar de que han pasado más de 30 años desde el incidente que motivó la creación de El Cuervo, O'Barr comenta que desafortunadamente se siente más cómodo creando historias trágicas. "He intentando hacer cosas alegres, como algunos cuadros que he pintado, pero no entiendo para qué tanto sacrificio. Con todo lo que cuesta hacer una página completa, tiene que significar algo profundo para mí semejante esfuerzo. No sé si te has fijado en que las películas cómicas una vez que las ves una o dos veces pierden su gracia, mientras que las tragedias, las puedes ver una y otra vez que siguen siendo igual de interesantes. Algo similar pasa con la música. Una canción alegre la tarareas una semana y te olvidas de ella, pero si te hace llorar, la recordarás siempre".

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