Razón de un Festival de Teatro: no sólo serlo, también parecerlo

Lejos de los formatos al uso que presentan meras temporadas comprimidas, lo que define a los festivales de teatro es la particularidad: la posibilidad de encontrar en sus programas propuestas que, sin ellos, difícilmente podría encontrar el espectador. El Festival de Teatro de Málaga, dados los apretados calendarios de los Teatros Cervantes y Echegaray, necesita echar mano de cuanto no puede programarse durante el curso para contentar a un porcentaje nada desdeñable de espectadores; pero en las últimas ediciones ha mostrado un especial interés en reivindicar su singularidad a través de su sección Off, una oportunidad para los públicos más inquietos y menos complacientes que en la edición que arranca hoy se desarrollará en tres salas representativas del circuito alternativo malagueño: La Cochera Cabaret, Chela Mar y la Sala Joaquín Eléjar, además del Museo Interactivo de la Música, la Sala Fundación Cruzcampo en el parking de Salitre y, un año más, el Hotel AC Málaga Palacio. Se trata de una colaboración necesaria que contribuye a reforzar la imagen de Málaga como ciudad de teatro (aunque sólo sea por un ingente número de actividades repartidas en varias áreas de la ciudad, no sólo en el centro) y que beneficia tanto al propio festival por la amplitud de su programa como a las salas por la visibilidad obtenida.

La primera entrega de Nightshot, un proyecto de teatro en serie escrito por Paco Bernal y Nacho Albert, dirigido por ambos junto a Paco J. Corpas y protagonizado por Irene Sánchez, Luis Centeno y Virginia Nölting, abre hoy oficialmente el festival en el Teatro Echegaray (los dos capítulos siguientes podrán verse durante febrero y marzo tanto en el Echegaray como el Centro Cultural Provincial, en una apuesta, según explicó ayer en la presentación Nacho Albert, por llevar los formatos audiovisuales propios de las series televisivas al teatro). La sección Off, por su parte, arranca mañana viernes con la mayor parte de la programación repartida entre La Cochera Cabaret y la Sala Chela Mar, que acogerán diez espectáculos cada una de compañías como Vil Teatro, Síndrome Dario, La Imprudente Teatro, Mandrágora Teatro, Artesanos de la Escena, LaMordiente Teatro, Apo Teatro y Al Fresquito, además de talleres formativos (como el que impartirá la artista sueca Britt Forsberg en Chela Mar) y funciones didácticas para menores (como las del Hamlet de Vil Teatro en La Cochera Cabaret). La Sala Joaquín Eléjar del Colectivo Maynake acogerá el 8 y 9 de febrero el musical Un show concierto teatro de FlamenComedia, mientras que el Museo Interactivo de la Música acogerá más funciones del Hamlet según Ery Nízar de la compañía Vil Teatro, ya para el público general, el 24 y el 25 de enero. Tras el éxito del microteatro del año pasado, el AC Málaga Palacio vuelve a prestar sus instalaciones a la productora A Telón Cerrado, que esta vez se decanta por la escena clásica: su espectáculo La manzana de la discordia reúne dos breves aproximaciones a Afrodita y Helena de Troya, escritas por Laura Benavides y Aurora Mateos y protagonizadas por Domi del Postigo, Pola Capellán, Steven Lance, Noelia Galdeano y Rafa Castillo, que podrán verse también el próximo 13 de enero en el Teatro Echegaray. En la Sala Fundación Cruzcampo, Lucas Alí presentará su espectáculo de danza-teatro Ni tú ni yo con cuatro funciones del 7 al 28 de febrero.

El responsable de La Cochera Cabaret, Salva Reina, apuntó ayer en la presentación que la adscripción de las salas al Off del Festival de Teatro "no se traduce en mucho más público durante el resto de la temporada, pero sí es cierto que no pocos espectadores que deciden acercarse a salas que están lejos del centro como la nuestra gracias al festival no lo harían de otra manera". Al final, no se trata sólo de ser un festival de teatro: también de parecerlo. Si es a lo grande, mejor.