¿Quiénes son María López y Tomás Llorens? Ella es una experta en arte español del siglo XIX que fue seleccionada para el puesto de directora del Museo Carmen Thyssen entre diversas candidaturas que todavía hoy no se han hecho públicas. Él es uno de los historiadores del arte de mayor relevancia en España y un conocedor de primer orden de todo cuanto debe saberse para que funcione un museo. Si la salida de la primera deja sin rumbo a la pinacoteca sólo 18 días después de que abriera las puertas, la del segundo se traduce en una pérdida que tendrá consecuencias nefastas para la ciudad. Pero, en cualquier caso, los efectos de la dimisión de ambos se dejarán ver en un asunto relativo al museo todavía no concretado y víctima, como la inauguración del pasado 24 de marzo (hecha a toda prisa, cuando buena parte de los equipamientos estaban sin terminar), del calendario electoral: el de las exposiciones temporales. La primera, De Picasso a Tàpies, formada por obras de maestros españoles del siglo XX (con obras pertenecientes también a la colección personal de la baronesa), fue anunciada en un principio también para el pasado 24 de marzo aunque finalmente fue pospuesta hasta mayo, sin que hasta el momento se haya apuntado una fecha concreta para su inauguración. En el diseño de esta muestra temporal sí participó de manera activa Tomás Llorens (según fuentes cercanas al Patronato, con esta propuesta pretendía, de manera estratégica, conferir una imagen de mayor calidad y trascendencia al museo para paliar las deficiencias de la colección permanente), y ahora, sin que nada al respecto haya sido aún concretado y sin un director que tome decisiones en firme, sólo cabe preguntarse: ¿Qué va a pasar?

No obstante, el principal problema respecto a las exposiciones temporales (tanto María López como la propia Carmen Thyssen han venido apuntado en los últimos años nombres de posibles protagonistas como Gauguin, Van Gogh, Sorolla y hasta Rodin, además de exposiciones ya presentadas en el Museo Thyssen de Madrid como la de los Jardines impresionistas) no es quién las puede diseñar, sino quién las puede costear. Si el contrato de cesión de obras de la colección permanente (firmado, por cierto, horas antes de la inauguración del museo) contempla un plazo prorrogable de quince años, el asunto de las muestras temporales muestra un cariz distinto ya que el Ayuntamiento se comprometió a asumir el coste de las mismas, al igual que el del propio funcionamiento del museo. Y con obras como el Molino de agua de Gennep de Van Gogh de por medio, el coste, sólo en seguros, ascendería a cantidades que parecen difíciles de asumir en plena crisis por un Ayuntamiento con serios problemas de déficit. Ante los anuncios de estas muestras temporales, los responsables de otros centros como el Museo Picasso Málaga admitieron que semejante competencia resultaba inasumible. Pero, a estas alturas, las exposiciones temporales son una quimera (las salas reservadas a tal fin en el Museo Thyssen muestran actualmente obras de la colección permanente) sin fecha prevista, sin plazos, sin responsables y sin presupuesto. La salida de María López y Tomás Llorens retrasará aún más la organización de estas muestras y de otras actividades.

Resulta cuanto menos curioso que pocos minutos antes de que se conociera la noticia de la dimisión el consejero de Cultura, Paulino Plata, afirmara en Málaga que el Museo Thyssen "es un proyecto que ayuda a la economía, anima la oferta cultural y mueve el sector turístico". A pesar de que el volumen de visitas cayó de manera estrepitosa el mismo día en que empezó a cobrarse el precio de la entrada, es de suponer que la pinacoteca del Palacio de Villalón seguirá promocionándose entre los circuitos turísticos, especialmente los de cruceros. Ahí se intentará suavizar el impacto.