Cultura

Razones presentes para el Auditorio

  • Cuando vuelven a anunciarse grandes proyectos culturales para Málaga, el Auditorio reclama su oportunidad

  • Una nueva plataforma exige ahora el Palacio de la Música a la Administración

Por más que el proyecto ya pareciese guardar el sueño de los justos desde hacía demasiados años, el 20 de junio de 2013 nadie esperaba que, en virtud de un informe para la Reforma de las Administraciones Públicas, el Gobierno decidiera liquidar una cantidad notable de consorcios en España, incluido el que aún seguía en pie para la financiación del Auditorio de Málaga. Quedó claro entonces, cuando la crisis parecía aún muy lejos de su resolución, que habría que esperar a una época de vacas más boyantes para que se volviese a hablar del Palacio de la Música en la ciudad, por más que se tratase de la única de su población en España, y de una de las escasas en toda Europa, que carecía de un equipamiento para el disfrute mayor de la música. Seis años después (se dice pronto), la situación es distinta, o al menos lo parece. Málaga vuelve a ser objeto de anuncio de grandes proyectos culturales como el que, previsiblemente, recuperará el Convento de la Trinidad, cuya rehabilitación licitará la Junta de Andalucía en los próximos días y cuya reforma integral costará al menos 30 millones de euros (según la estimación apuntada por el mismo Gobierno Andaluz en 2006). Fuera del ámbito cultural, Málaga recupera buena parte de su querencia al ladrillo con proyectos tan faraónicos como la torre del Puerto, lo que invitaría soñar con la entrada en juego de un inversor a la altura para una construcción como la del Auditorio, por más que aquí sean las Administraciones las que deban asumir la mayor. En cualquier caso, si se trataba de esperar a que pasara la tormenta, tal vez Málaga esté en condiciones de poner sobre la mesa una iniciativa cuya ausencia dice poco en su favor y no sólo en lo cultural. O, al menos, de empezar a hablar de ello.

El primero que parece tenerlo claro en este sentido es el alcalde, Francisco de la Torre, quien ya en octubre de 2014 hizo un llamamiento a las administraciones provinciales, autonómicas y nacionales para la constitución de un nuevo convenio que permitiera encontrar líneas de financiación. Para De la Torre, el objetivo debía ser recuperar el órdago justo donde se había quedado, con el proyecto arquitectónico de Federico Soriano y Agustín Benedito a construir sobre una superficie de 31.000 metros cuadrados en el Muelle de San Andrés con un coste previsto de 110 millones de euros. "Tenemos el proyecto y tenemos el suelo, así que es importante no darlo por perdido", afirmó entonces el alcalde, quien puso como ejemplo a seguir el Teatro de la Maestranza de Sevilla, "en el que participan el Gobierno, la Junta de Andalucía, la Diputación de Sevilla y el Ayuntamiento al 25%". Y añadió: "Otra cuestión es si entraran en juego inversores privados, lo cual, claro, resultaría deseable". Si hace sólo cuatro años esta opción parecía improbable, desde entonces Málaga se ha convertido en un creciente objeto de deseo en el que la llegada de estos inversores ya no es, ni mucho menos, materia propia de la ciencia-ficción. Y conviene recordar, tal y como ha apuntado en repetidas ocasiones el arquitecto Agustín Benedito, que la eliminación del consorcio por parte del Gobierno nunca significó un carpetazo al Auditorio. Se trataba de prescindir de un instrumento de captación financiera que se consideraba obsoleto. La respuesta debió haber sido poner en marcha otro y no resignarse.

La Temporada Lírica del Teatro Cervantes ha duplicado sus abonados desde 2015110Millones de euros. El coste de la construcción del Auditorio según su proyecto arquitectónico.

Ahora, una plataforma que aúna a artistas, representantes institucionales y ciudadanos de diversa condición ha presentado un manifiesto bajo el lema Reclamar el Auditorio de la Música de Málaga con el objetivo de "exigir a las Administraciones públicas, una vez superada la desgraciada crisis económica, que retomen la iniciativa de construir el Auditorio de la Música, como una demanda ciudadana deseada y necesaria". Firman el manifiesto, entre otros muchos referentes malagueños, músicos como Pasión Vega, Carlos Álvarez, Jesús Reina, Berna Perles y Javier Denis, directores de orquesta y de coro como Arturo Díez Boscovich, Octav Calleya, Salvador Vázquez, Javier Claudio y Santiago Jesús Otero Vela, el compositor Antonio Meliveo y responsables institucionales como el presidente de la Academia de Bellas Artes de San Telmo, José Manuel Cabra de Luna; el presidente de la Sociedad Económica de Amigos del País, José María Ruiz Povedano; la vicerrectora de Cultura de la Universidad de Málaga, Tecla Lumbreras; y la directora de la Academia Orquestal de Málaga, Pilar Ramírez. El llamamiento se dirige a las Administraciones pero también a los ciudadanos, con el fin de que los malagueños asuman como reto cívico la construcción del Auditorio igual que sucedió en su día con el uso museístico del Palacio de la Aduana. Para ello, la plataforma desarrollará diversas actividades y recurrirá a varios altavoces próximamente con el fin de que su petición gane suficientes aliados.

También se ha pronunciado sobre el Auditorio y la necesidad de recuperar el proyecto el barítono Carlos Álvarez, quien, sin embargo, recordaba que un escenario de estas características exigía de parte de sus responsables un compromiso inequívoco con la calidad: dicho de otro modo, en un Palacio de la Música no vale programar cualquier cosa. Y lo cierto es que también Málaga ha demostrado en los últimos años cierta disposición a producir contenidos musicales y líricos que podrían merecer una puesta de largo en un Auditorio a la altura. Singularmente relevante es el caso de la Temporada Lírica del Teatro Cervantes, que tras años muy difíciles con severos ajustes presupuestarios y una programación general cada vez más saturada ha apostado sin fisuras por producciones propias con ambición y aspiraciones de relevancia. Cabe reseñar el montaje de Turandot con el que, en la temporada que ahora termina, celebró el Teatro Cervantes la recuperación de su telón de boca original, pero más aún la tríada verdiana que, a base de producciones del mismo Teatro Cervantes en colaboración con otros escenarios españoles, compone el menú de la trigésima Temporada Lírica, con La Traviata, Aida y Otello desde el próximo noviembre hasta mayo de 2019 y con el citado Carlos Álvarez, Ainhoa Arteta y Maribel Ortega entre los solistas confirmados. Pero si algo da la razón a la advertencia de Carlos Álvarez es que si la respuesta del público ante algunos gazapos inmerecidos y finalmente colados en la programación fue cuanto menos fría por parte del público, la apuesta por la calidad se traduce de manera directa en cifras: el número de abonados de la Temporada Lírica se ha duplicado desde la temporada 2014-2015 hasta los 794 actuales, lo que no está nada mal en un teatro con una capacidad de algo menos de mil butacas útiles. Lo mismo puede decirse de la Orquesta Filarmónica de Málaga, que tendría en el Auditorio su anhelada sede propia y que parece haber encontrado en Manuel Hernández Silva un instrumento óptimo para su desarrollo sonoro. Así, si en lo económico y en lo artístico hay bases sólidas, toca ponerse manos a la obra.

Sala principal del Auditorio según el proyecto arquitectónico de Federico Soriano y Agustín Benedito.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios