Cultura

El premio Reina Sofía reconoce el compromiso poético de Cardenal

  • El jurado destaca la "variedad de registros" del nicaragüense, "gran poeta y traductor" y "todo un símbolo de un momento histórico" · El galardonado afirma que "los poetas no dicen nada nuevo"

El nombre del poeta Ernesto Cardenal siempre ha estado en la lista de los finalistas de los grandes premios. Y ayer, a sus 87 años, este poeta y sacerdote comprometido se alzó por fin con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, uno de los más prestigiosos de su género. Cardenal reaccionó "muy sorprendido". "Esta es una sorpresa muy agradable", añadió el autor de Cántico cósmico, que afirmó que sigue "trabajando en las mismas cosas de siempre" y que escribe cuando está "inspirado".

"La lectura científica y la ciencia me inspiran. Ya no leo poetas porque no dicen nada nuevo, y no tengo poetas favoritos; los libros que tengo al lado de la cama son de científicos", indicó Cardenal tras conocer la noticia. "Mi poesía es comprometida social y políticamente; es una poesía revolucionaria y por lo tanto puedo tener enemigos: los antirrevolucionarios", apuntó.

Cardenal (Granada, Nicaragua, 1925), poeta, sacerdote católico, defensor de la Teología de la Liberación y político -fue ministro de Cultura durante la Junta de Gobierno de Nicaragua, entre 1979 y 1988, aunque ahora está muy distanciado del Frente Sandinista-, consigue este galardón después de haber quedado muchas veces finalista, como lo ha sido en varias ocasiones para el premio Cervantes.

La decisión del jurado de otorgar esta 21ª edición del prestigioso premio a Cardenal rompió la ley no escrita de alternancia entre autores iberoamericanos y españoles, ya que el pasado año la ganadora fue la cubana Fina García Marruz.

Una decisión que el poeta Luis Antonio de Villena, miembro del jurado, explicó que había sido tomada porque, a su entender, "no sería justo que, por motivos extraliterarios, alguien tan significativo en la poesía del siglo XX se quedara fuera del galardón".

"Faltaba Cardenal porque siempre se había quedado finalista -argumentó De Villena-. Es un poeta comprometido y marxista, con una ideología que te podrá gustar o no, pero eso son detalles de adorno porque él es un gran poeta y traductor de otros grandes poetas de la literatura universal".

"Ha traducido a los grandes clásicos y fue un modelo para la generación beat norteamericana. Estuvo muy unido a Allen Ginsberg y muy involucrado en la revuelta estudiantil de la contracultura de los años sesenta y setenta", subrayó De Villena.

La primera etapa del poeta fue de mucho compromiso social y militante, después pasó por una corriente mística y de cosmogenia, a la que corresponde su importante libro Canto cósmico, y recorrió también un periodo de poesía clásica y otro de guiño contracultural.

"Una gran variedad de registros que le hace gran merecedor de este premio y de saltarse la alternancia", matizó De Villena.

El poeta Jaime Siles, miembro también del jurado, señaló que faltaba el nombre de Ernesto Cardenal en el palmarés de este premio: "Es un poeta de una obra muy amplia y un gran traductor de los clásicos. Ha sido todo un símbolo de un momento histórico, cuya calidad ha sido hoy [por ayer] reconocida".

"Me contaron que estabas enamorada de otro / y entonces me fui a mi cuarto / y escribí ese artículo contra el Gobierno /por el que estoy preso", dice en uno de sus poemas Cardenal.

Y en otro de ellos añade: "Bienaventurado el hombre que no sigue las consignas del partido / ni asiste a sus mítines / ni se sienta en la mesa de los gángsters / ni con los generales en el Consejo de Guerra. / Bienaventurado el hombre que no espía a su hermano / ni delata a su compañero de colegio...".

El poeta, en su etapa de ministro de Cultura del Gobierno sandinista, recibió la amonestación pública del papa Juan Pablo II, en marzo de 1993, cuando visitó Nicaragua, por mezclar la religión con revolución.

A esta edición del galardón, convocado conjuntamente por Patrimonio Nacional y la Universidad de Salamanca y que está dotado con 42.100 euros, llegaron como finalistas los poetas españoles Antonio Colinas y María Victoria Atencia. El objetivo del galardón es reconocer, según las bases, "el conjunto de la obra de un autor vivo que por su valor literario constituye una aportación relevante al patrimonio cultural común de Iberoamérica y España".

El jurado que falló el galardón en el Palacio Real estuvo formado, además de por Siles y De Villena, por el director de la Real Academia de la Lengua, José Manuel Blecua; el presidente de Patrimonio Nacional, José Rodríguez-Spiteri; el rector de la Universidad de Salamanca, Daniel Hernández Ruipérez; y los escritores Antonio Lobo Antunes, Soledad Puértolas, Luis Alberto de Cuenca y José Manuel Caballero Bonald, entre otros.

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