Retrospectiva para el ideal definitivo de Fabio McNamara, la pintura
La exposición repasa su producción durante las últimas tres décadas con una veintena de obras, a través de las que se observa que la pintura se erige en su vocación definitiva
Después del ruido y los excesos de los años ochenta, el polifacético Fabio McNamara ha encontrado en la pintura la actividad con la que se siente más realizado, y una retrospectiva inaugurada ayer en Málaga repasa su producción durante las tres últimas décadas. "Por los avatares de su vida y por haber estado en tantas disciplinas, había que poner el foco sobre la actividad pictórica de uno de los elementos fundamentales y quizás el más distorsionador y atrevido de los años ochenta", afirmó ayer en la presentación el comisario de esta primera retrospectiva dedicada a McNamara, Pablo Sycet.
En este sentido, añadió que, "después de sus aventuras como actor de fotonovelas y en las películas de Almodóvar, y en la música con Luis Miguélez y con Sarassas Music, ha encontrado su vocación definitiva y está apartado de cualquier ruido y centrado en su pintura". A través de una veintena de obras se puede apreciar su evolución "y el gusto por ser pintor que se ha ido aposentando en su vida", según el comisario.
"El reniega un poco de los cuadros de los ochenta y los noventa, porque cree que estaban pintados demasiado compulsivamente, pero esa necesidad imperiosa del momento de pintar muy rápidamente desemboca después en el estado de plenitud de facultades en el que se encuentra ahora", dijo.
En una de las paredes de la sala se han agrupado el Autorretrato con dos tetas postizas (2009) y el Autorretrato con antifaz (2007), este último utilizado como portada de su disco recopilatorio Maricloneando con veinticinco grandes éxitos. Cerca de estos dos autorretratos están las obras en las que McNamara plasmó a su pareja, Chus London Boy (2003), y a una íntima amiga, Alaska, por si las moscas (2004), recuperado de la calle y restaurado después de que, durante una discusión doméstica, fuera apuñalado y lanzado por la ventana.
Otros retratos son Bowie y Alaska (2002) o Su Excelencia el Generalísimo Franco (2006), y el artista llega a plantear incluso un "pulso" con Picasso en piezas como Criticando a Picasso (La prima fresca de Villa-Toro) (2009) o Fake Picasso (2011). Casi todas las obras se exponen al público por primera vez, ya que seis de ellas han sido prestadas por el artista y el resto proceden de colecciones particulares.
"Su vida últimamente se ha convertido en una especie de camino de perfección a la manera de Santa Teresa, se ha olvidado de las locuras de los años ochenta y de las miserias del mundo, sólo vive para pintar y esa especie de purificación espiritual en la que está inmerso le da sentido de plenitud a su vida. Nunca lo he visto mejor que ahora, en plenitud de facultades y pintando mejor que nunca".
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