Romero Navas recoge la historia de los maquis en la provincia

El historiador afirma que en las sierras de Málaga y Granada camparon 200 guerrilleros

Efe / Málaga

28 de junio 2009 - 05:00

Las sierras de la comarca malagueña de la Axarquía y de parte de la provincia de Granada fueron el escenario de las andanzas de una de las agrupaciones guerrilleras de maquis más importantes del país, junto a la de Aragón y Levante, según afirmó ayer el historiador José Aurelio Romero Navas. A este grupo de resistencia antifranquista pertenecían unos doscientos hombres divididos en compañías de alrededor de una decena que se distribuían por esta comarca y pueblos granadinos como Motril, Loja, Almuñécar o Salar, según este experto, que participó en las segundas jornadas sobre el Maquis en la Axarquía, celebradas en la localidad axárquica de Sayalonga.

La actitud de la agrupación fue fundamentalmente pasiva, debido en gran medida a la "tremenda" represión de la Guardia Civil entre los familiares de sus miembros, ya que "eran fusilados cinco o seis por cada guardia civil muerto". Además, los maquis confiaban en un pronto final del franquismo gracias al desenlace de la Segunda Guerra Mundial, apuntó Romero Navas, quien añadió que la propia Guardia Civil utilizaba "métodos guerrilleros" en sus enfrentamientos con éstos.

La actividad de esta agrupación se produjo entre 1946, cuando comenzó a ser organizada por el Partido Comunista como un sistema de guerrillas totalmente militarizado, y 1951, cuando fueron detenidos y condenados a muerte sus últimos integrantes. Su modo de subsistencia provenía en parte de lo que llamaban "golpes económicos", que alcanzaron en algunos casos las 500.000 pesetas de la época y podrían haber sumado unos once millones, y en los que escogían como víctimas a los más adinerados o a quienes habían obtenido beneficios con el estraperlo. La comida para los guerrilleros solía ser subida a la sierra por los llamados enlaces, que desempeñaban esta labor bien por compartir los ideales o bien porque los maquis "pagaban bien". De hecho, por un morral con comida se podía pagar de veinticinco a cincuenta pesetas, lo que equivalía a tres días de jornal, y por una caballería se llegaban a pagar hasta 150 pesetas.

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