Cultura

Silvia Marsó planta un envite al presente con 'El zoo de cristal' de Williams

El estreno en 1945 de El zoo de cristal significó la consagración de Tennessee Williams como agente fundacional del teatro norteamericano en el siglo XX. En esta pieza, el sur de los Estados Unidos quedó definitivamente asumido en el imaginario del autor como espacio mitológico y poético, por su inmovilismo característico y su cerrazón en su pasado aristocrático. El contexto quedó acuñado por tanto en la estética del dramaturgo, quien lo recuperaría en obras fundamentales y posteriores como Un tranvía llamado deseo (1947) y La rosa tatuada (1951). En El zoo de cristal, Williams ahonda en las frustraciones humanas y el abismo entre los mundos reales y soñados a través de la historia de los Wingfield, una familia de antiguo prestigio que, tras la Gran Depresión, sufre el abandono del padre y se deja conquistar por un volcán de neurosis personificado en el personaje de la madre, Amanda. Ahora, El zoo de cristal regresa al teatro español de la mano de un montaje dirigido por Francisco Vidal y protagonizado por Silvia Marsó y Carlos García, que podrá verse el próximo miércoles 21 en el Cervantes dentro del Festival de Teatro. Eso sí, sus artífices insistieron ayer en la presentación en que éste, a pesar de las distancias geógraficas y temporales, es un envite lanzado al presente, gracias a la posibilidad de identificación con los personajes.

Así lo afirmó Marsó, quien, en declaraciones recogidas por Efe, señaló que que se siente "identificada" con Amanda por la inquietud que ésta siente ante la incertidumbre del futuro que tendrán sus hijos.

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