#TabúMachismo
tareas domésticas y otras mentiras
No es aceptable la (por otra parte habitual) comparación del machismo con el feminismo: uno mata a mujeres mientras el otro hace de nuestra sociedad una organización libre y justa
En la pasada edición del Screen TV, evento dependiente del Festival de Málaga destinado a reflexionar sobre el ejercicio televisivo, Movistar + presentó la que, en su momento, era la última temporada de Tabú, serie documental que dirige y conduce Jon Sistiaga, y que analizó la maldad, su ejercicio, vínculos, raíces y consecuencias en las sociedades contemporáneas. Esa entrega se compuso de cuatro capítulos en la línea de la seña de identidad de esta gran apuesta -sólida y contundente- de la cadena, "un reto periodístico que aborda en profundidad temas incómodos, los tabúes que subyacen en la sociedad de hoy". Fue, precisamente, en el marco de esa presentación donde Sistiaga adelantó que la próxima temporada de Tabú versaría sobre el machismo. Y así ha sido.
El pasado 22 de noviembre, el canal #0 emitió el primer capítulo de la temporada de Tabú dedicada al machismo, Y Dios creó al hombre…, un capítulo polémico por algunos de los testimonios vertidos que, a pesar de no reforzar este motor transformador que es el feminismo, creo que buscó señalar hacia todas esas brechas y grietas cotidianas por las que se cuela el machismo en el actual modelo de convivencia social, brechas y grietas que Sistiaga materializó a través de entrevistas a algunas mujeres que negaron el feminismo, su necesidad, e incluso llegaron a negar la existencia de la violencia machista. Brechas y grietas que hacen que una prostituta, María Riot, se declare feminista pero que no tenga conciencia de género, de colectividad, pues ella, que puede elegir con quien se acuesta y con quien no, ella que es trabajadora autónoma y no creo que esté sometida a las infecciones vaginales ni bucales de la mayoría de las mujeres que en nuestro país están obligadas a ejercer la prostitución, ella ajena a la trata de blancas y que se declara prostituta feminista, lamentablemente, le hace el mejor de los juegos al patriarcado y al neoliberalismo. El feminismo es colectivo, horizontal, el ejercicio de lo individual no representa a este movimiento ni sus categorías.
Esta primera entrega conlleva altas dosis de riesgo pues no todo el personal ha despertado al feminismo o, como se suele decir de manera coloquial, se ha puesto las gafas violetas. Y aquí es donde podemos encontrar el principal problema, que alguien asimile como válidas las declaraciones, por ejemplo, de la analista política Cristina Seguí quien negó el techo de cristal, la brecha salarial y, lo que me resultó más escandaloso, coqueteó con la negación de la violencia machista, al tiempo que introdujo variables en su discurso orientadas a la justificación de tal violencia. Sin olvidarnos de ese cuento chino que son las denuncias falsas. Todo un clásico.
Para quienes tenemos formación y vocación feministas, para quienes creemos en ese otro mundo posible gracias al ejercicio del feminismo, fue un programa difícil de digerir, los testimonios de algunos de esos nombres propios han pasado a formar parte, rápidamente, de esa nube de ruido que siempre tenemos sobre nuestras cabezas y consistente en no saber definir a este maravilloso movimiento liberador para, acto seguido, reducirlo al mismo campo de acción del machismo, una nube que distorsiona el camino por el que debemos transitar quienes creemos firmemente en la equidad y en la que, lamentablemente, tienen cabida personas de todo pelaje. A la luz de los vergonzosos comentarios que declaró la cantante Bebe, esta debe tener uno de los lugares más privilegiados en esa nube tóxica. [Nota mental para Bebe: feminismo: igualdad entre hombres y mujeres; ergo, si no eres feminista, eres machista. Así de sencillo. Pura lógica]. Recuerden sus declaraciones cuando se dispongan a comprar entradas para algunos de sus conciertos, por favor.
Hay muchos asuntos difíciles de encajar en pleno siglo 21. La imparable cascada de mujeres asesinadas, las violaciones, los abusos, el desprecio de género,… pero lo más extraño es que, a esta altura de la película, todavía tengamos que explicar en qué consiste el feminismo. Por ello, espero que cuando se termine esta serie documental y cese el debate, espectadores y espectadoras sean capaces de reflexionar y sumarse a esta causa que sólo busca hacer de este mundo un lugar mejor para todos, más habitable. Más justo y libre. ¿Cuántas de nosotras hemos tenido que explicar que el equivalente del machismo no es el feminismo? Siempre digo que hay que esforzarse más, hay que trabajar más en la cultura base, hay que trabajar más y mejor en los centros educativos. No nos podemos permitir que se equiparen estos ismos: uno mata a mujeres y el otro hace de nuestra sociedad una sociedad libre y justa.
Quiero cerrar esta Tarea Doméstica con el que fue el gran acierto -toda una declaración de intenciones- de esta primera entrega de la serie documental, un primer capítulo que dio la bienvenida al espectador afirmando "que España es un país machista no lo niega nadie, ni siquiera los machistas; que el mundo ha sido machista desde el principio de los tiempos lo afirman todas las sagradas escrituras". Asumir como punto de partida el orden social hegemónico, un orden patriarcal donde unos nacen con privilegios, crecen en una sociedad pensada para la perpetuación de esos privilegios, para establecer relaciones de poder exclusivas y potenciar la verticalidad basada en un individualismo feroz; mientras que las otras, nosotras, siquiera nacemos. Punto. Ya lo afirmó Simone de Beauvoir, "no se nace mujer: llega una a serlo", aseveración que pone en relieve la construcción social falocéntrica donde la mujer está ausente, donde no hay referentes femeninos, donde los roles impuestos son corsé intelectual y donde somos sujetos pasivos de segunda categoría a merced de los privilegios de otros. Es decir, asume que este pensamiento hegemónico ha creado unas víctimas y unos privilegiados con todo lo que ello conlleva: abuso, maltrato, doble jornada, brecha salarial, violencia machista,.. Por ello, el pistoletazo de salida de los diversos testimonios que conforman esta primera entrega lo da Miguel Lorente y su brillante disección del machismo contemporáneo y su brazo armado llamado posmachismo, disección que lo lleva a denunciar la normalización de la violencia machista y cómo y por qué estamos fallando como sociedad al poner el énfasis en el resultado y no en la prevención de la violencia machista, asunto que requiere de la incorporación de la agenda feminista a la hoja de ruta política.
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